Luis Rubén Maldonado
Un chofer de transporte público es de esos oficios que nunca dejarán de ser necesarios. Al menos eso se pensaba hasta hace no mucho; en la actualidad ya es muy común que políticos en campaña hablen en entrevistas o en sus discursos de tener ciudades de vanguardia en las que la inteligencia artificial juegue un papel principal. Algo que ya vemos en el primer mundo del primer mundo como los países escandinavos.
En América Latina, candidatos y candidatas, han traído como un eje de sus promesas de campaña tener gobiernos más humanos e innovadores; dentro del concepto que ellos tienen de innovación viene como ingrediente principal la inteligencia artificial.
Estamos inmersos en un proceso electoral que ya inició legalmente, pero que formalmente comenzó hace ya muchos meses y en el que, futuras candidatas y candidatos, pelearán por la atención de millones de votantes en México, en pos de ganar una diputación, senaduría, alcaldía, gubernatura y la mismísima presidencia de la república que hoy ocupa Andrés Manuel López Obrador.
En la elección del 2024, quienes aspiran a seducir al electorado, tendrán que ser mucho más creativos que nunca; los políticos no tienen mucha creatividad para innovar en su manera de hacer campaña, pero si muchas ocurrencias para prometer cosas increíbles e imposibles de realizar. Aquí es donde repetirán mucho el concepto de inteligencia artificial que se pondrá de moda en las millones de promesas que las y los mexicanos vamos a escuchar desde Oaxaca hasta Nayarit, de Chihuahua hasta Mérida y de Ensenada hasta San Cristobal de las Casas.
Escucharemos en debates, visitas a colonias, eventos multitudinarios y piezas en radio, televisión y redes sociales, promesas de transporte público moderno, eficaz, limpio y autónomo. Además de fomento al uso de energías verdes en escuelas y edificios gubernamentales, simplificación de trámites que pasarán a ser digitales, mejores mecanismos de atención al público con quejas, reportes y solicitudes, iluminación pública y muchas otras que se les irán ocurriendo o copiando de otros países “de vanguardia”.
Pero, para quienes nos dedicamos de manera profesional a la consultoría de campañas políticas, la inteligencia artificial ya representa una amenaza. Virtuales candidatos y candidatos ya emplean la inteligencia artificial para una labor que, para muchos de ellos es secundaria y cualquiera puede realizar: la elaboración de discursos.
En un afán por ahorrarse unos centavos, utilizan la inteligencia artificial con herramientas como el chat GPT-3, para producir los textos de sus discursos. Algo que presumen algunos políticos y políticas que estarán en campaña en unos meses más.
¿Qué es el chat GPT?
GPT significa Generative Pre-trained Transformer y hace referencia, en el campo de la inteligencia artificial (IA), a un modelo de lenguaje autorregresivo que emplea aprendizaje profundo para diversas tareas relativas a la comprensión y generación de lenguaje. Se dice que es generativo porque genera secuencias largas de texto original, y preentrenado porque no se ha creado con ningún conocimiento de dominio. Es una red neuronal gigantesca y, como tal, forma parte del segmento de aprendizaje profundo del aprendizaje automático, que en sí mismo es una rama de la inteligencia artificial.
Ya en su tercera generación, estos modelos de predicción de lenguaje GPT tienem una capacidad de 175.000 millones de parámetros de aprendizaje automatizado. Forma parte de una tendencia en sistemas de procesamiento de lenguaje natural (PLN) basados en “representaciones de lenguaje pre-entrenadas”. El PLN tiene la generación del lenguaje natural (lenguaje humano) como uno de sus componentes principales.
Con este algoritmo, el usuario comienza a escribir un párrafo y el sistema completa el resto de la forma más coherente posible, con contenido original por lo que es el mejor programa, hasta el momento, para producir textos que pueden confundirse con otros escritos por un humano.
Cuando todos las y los próximos candidatos usan conceptos en su publicidad adelantada y disfrazada como, “cerca de ti”, “amor por mi estado”, “la fuerza de mi gente” y muchas, muchísimas muy, pero muy trilladas, algunos de ellos no tendrán esa pasión, ni la fuerza y mucho menos el amor en sus discursos, ya que estarán generados por la inteligencia artificial y no por una persona.
Todos los partidos políticos mexicanos van por un mensaje de cercanía con su gente, de prometer gobiernos más humanos pero buscan sustituirlos por algoritmos.
¿No suena incongruente y más cerca de la ciencia ficción? ¿Hemos entrado en la política ficción 2.0?
Las máquinas entran a la política electoral con la fuerza de la novedad en medio de la gran cuarta revolución industrial que vivimos con rapidez e intensidad inusitadas.
Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, escribió en su célebre libro “La cuarta revolución industrial” en el que afirma: “la era en la que vivimos se caracteriza por una fusión de tecnologías que difumina las fronteras entre lo físico, lo digital y lo biológico”.
Lo que parecía ciencia ficción hoy es una realidad: políticos que quieren ser percibidos como más humanos, para ello, prefieren a las máquinas que a sus pares. Un sueño que ni la ultra avanzada computadora HAL-9000, creada por Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke para el filme “2001: odisea del espacio”, tuvo ni en su mayor momento de locura.
Y no se trata de comenzar un debate o guerra de máquinas contra seres humanos, no. La tecnología ha desarrollado, en esta cuarta revolución industrial, herramientas para facilitar procesos y ser apoyo. ¿Hasta dónde dejaremos llegar a las máquinas para sustituir a los seres humanos en labores como escribir discursos?
Nuestros modelos educativos no están adecuados para formar nuevos oficios y empleos del futuro; en esos en los que las máquinas nos van a reemplazar.
Por lo tanto, vamos a ver en la siguiente campaña, la incongruencia más grande de los últimos tiempos: candidatos que prometen ser más humanos con menos humanos en sus equipos.
ESPRESSO COMPOL
La tecnología será implementada en la creación de piezas publicitarias, tal es el caso de la inteligencia artificial que utiliza Xóchitl Gálvez, pero no hay que olvidar que los votos son de carne y hueso.