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LECTURA E INFANCIA

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Luis Guillermo Hernández Aranda

Cuentan que en cierta ocasión una mujer se acercó a Albert Einstein y le preguntó: “¿Cómo puedo hacer para que mi hijo sea más inteligente?”, a lo que el científico respondió: “Léale cuentos de hadas”. La señora pensó que era una broma e insistió: “¿Y después de leerle cuentos de hadas, qué hago? Einstein contestó: “Siga leyéndole cuentos de hadas”. Dicha anécdota sirve para enmarcar la importancia de inculcar el hábito de la lectura en los niños.

El psicólogo Bruno Bettelheilm comenta en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas (Editorial Crítica, 2006) que él no habría atendido en su consultorio a tantos pequeños con problemas si sus padres o maestros les hubieran leído esa clase de historias, puesto que tales textos ponen por primera vez en la mente de los infantes los grandes temas del Universo, como la muerte, la orfandad, la enfermedad y las rivalidades fraternas; así los enfrentan a esos problemas de manera lúdica y paulatinamente los van madurando, conforme crecen.

En su artículo Lengua, identidad y cultura, el escritor Felipe Garrido afirma que las canciones de cuna, los relatos nocturnos -la literatura-son un principio de orden en el caos, un tiempo y espacio seguros al final del día, y lo seguirá siendo durante toda la vida. Un libro es un refugio que puede acompañarnos y que guarda ese eco cercano de la voz que nos arrulla.

Asimismo, diferentes especialistas en desarrollo infantil han concluido que la lectura de obras literarias despliega las capacidades de simbolización y abstracción en los niños, permitiéndoles la comprensión de otro tipo de lenguajes como las matemáticas, la música y las ciencias en general.

En Cómo leer (mejor) en voz alta (Ángeles Editores, 2007), Garrido asevera que mientras más temprano entren los niños en contacto con los libros, mejor. Ningún niño es demasiado pequeño para jugar con los libros ni para escuchar lo que se le lea. Nada tiene de malo que los niños jueguen con libros; lo más importante es que se familiaricen con ellos. En todo caso, hay que cuidar qué libros se ponen en sus manos.

En la era del conocimiento el leer se vuelve una actividad fundamental. Estudios a nivel mundial muestran que el 20.3 por ciento de los adultos mayores de 15 años no sabe leer y escribir, con las consecuencias que esta situación acarrea en términos de falta de autonomía y de restricción de oportunidades en el ámbito personal, social y económico.

Es decir el hábito de la lectura nos hará personas más libres, seremos críticos de los gobernantes y se abre el abanico de opciones para obtener un mejor trabajo e ingreso, pero sobre todo seremos una mejor sociedad. Así que si los niños son el futuro acerquémoslos a la lectura. ¿Por cierto ahora que ha estado en confinamiento por el Covid19 usted ya le leyó a sus hijo?

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