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LA VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA LAS MUJERES

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Luis Guillermo Hernández Aranda

A partir de que en 2013, por paridad constitucional, se obliga a las instituciones electorales y a los partidos políticos a crear mecanismos que garanticen la participación de las mujeres en condiciones de igualdad, la participación de ellas en la vida política aumentó para bien de la democracia de nuestro País pero, por desgracia, también se incrementaron las manifestaciones de violencia.

El caso de Las Juanitas, ocurrido en 2009, evidencia lo que es una práctica cotidiana de violencia política contra la mujer. En aquella ocasión, en un mismo día 18 diputadas recién electas renunciaron a su cargo para ceder su cargo a sus suplentes que eran hombres. De esta forma los partidos cumplieron con la ley al postular a mujeres, sin embargo, una vez ganada la elección fueron obligadas a renunciar.

En este contexto se llevó a cabo, el pasado martes 14 de noviembre, en las instalaciones del Instituto Electoral de Coahuila, la presentación del libro Violencia Política contra la Mujer: Una Realidad en México, de Rafael Elizondo Gasperín. El libro de casi 180 páginas ofrece un panorama muy completo, desde un lenguaje académico, de cómo se ha ido desarrollando la lucha de las mujeres a lo largo de la historia en México por lograr visibilidad y poder ejercer sus derechos políticos al igual que los hombres.

En su intervención en la presentación del libro, Gabriela de León, presidenta del IEC, dijo que las elecciones en Coahuila estuvieron marcadas por una persistente y generalizada violencia política en contra de las mujeres: candidatas, militantes, líderes de partidos y funcionarias electorales.

Y es que las manifestaciones de violencia política son, por desgracia, prácticas cotidianas. Sobre todo en los municipios donde son recurrentes las expresiones de hostigamiento sexual, amenazas de atentar contra la vida de hijas e hijos. Con mayor frecuencia encontramos campañas de difamación y desprestigio con lenguaje sexista y machista. En pleno 2017 las campañas de odio son utilizadas como herramienta para ganar una elección. Coahuila ha sido escenario de este tipo de manifestaciones.

Ejemplo de lo que sucede en los municipios de México es el caso de Felícitas Muñiz, presidenta municipal de Cuilapan, Guerrero, por el partido Movimiento Ciudadano. Ella ganó las elecciones del 7 de junio de 2015 e inició su gestión el 31 de septiembre de ese mismo año. Sin embargo, en mayo de 2016, siete meses después de comenzar su mandato, tres regidores de su cabildo, encabezados por el síndico Benito Sánchez Ayala, le exigieron su renuncia argumentando que por ser mujer no iba a poder conseguir obras y acusándola de desvío de recursos sin mostrar prueba alguna.

Desde esa fecha la alcaldesa ha sufrido agresiones físicas y verbales, además de que su casa fue baleada y muebles de su propiedad quemados en la plaza principal. Felícitas Muñiz se ha mantenido en su cargo ejerciendo un Gobierno itinerante ante la falta de condiciones para ocupar su despacho en la presidencia municipal. Incluso el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación acreditó como violencia política de género las agresiones contra Felícitas Muñiz.
Su historia es similar a la de Samantha Caballero, alcaldesa del San Juan Bautista Lo de Soto, Jamiltepec, en la costa chica de Oaxaca; y de Rosa Pérez, presidenta municipal de San Pedro Chenalhó, Chiapas; a quienes se les ha obligado a renunciar bajo el argumento de que las mujeres no saben gobernar.

Es cierto, el marco legal ha permitido un avance en la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres, sin embargo, éste se ha limitado a cifras y no a una realidad donde haya un papel más protagónico de la mujer, ocupando cargos de mayor importancia. Al respecto, Diana Martínez, autora del estudio “Análisis y hallazgos de la dimensión igualdad, inclusión y no discriminación”, publicado por la organización Incide Social A.C., afirma: “Aún con el cumplimiento numérico de la cuota de género en candidaturas, subsisten prácticas inequitativas para postular a las mujeres en distritos donde tengan mayores posibilidades de ganar”.

El libro de Rafael Elizondo es una lectura obligada para comprender el fenómeno de la violencia política contra la mujer, ya que, como afirma el autor, es “fundamental prevenir, erradicar y no dejar impune la violencia política contra las mujeres”.

México, y Coahuila en lo particular, deben transitar a una madurez donde los ciudadanos sean capaces de elegir a sus gobernantes por sus propuestas, cualidades y aptitudes sin importar su género.

@lharanda
www.luisguillermodigital.com

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