Rafael G. Vargas Pasaye
La pregunta viene a cuento por una nota que vi en el diario español ABC en su versión digital titulada “Holanda aprobará una «pastilla letal» para los mayores de 70 cansados de vivir”. La historia comienza con Huib Drion quien fue juez del Tribunal Supremo holandés, profesor de derecho, ensayista y académico y que dejara escrito en su libro “Het Zelfgewilde Einde Van Oudere Mensen”, que amablemente el corresponsal Enrique Serbeto traduce como “La elección del final de la vida para los ancianos”: “Me parece que muchas personas mayores encontrarían una gran tranquilidad si pudieran tener un medio para poner fin a sus vidas de una manera aceptable en el momento en que para ellos sea el más adecuado”.
De esa idea al día de hoy han sucedido varias cosas, al grado tal que eso puede hacerse realidad en una nueva legislación. Obviamente el debate no se ha hecho esperar, y es que en un mundo globalizado todo lo que sucede en el otro lado del mundo tarde que temprano acaba cerca de nosotros.
Mi formación es más humanista y me lleva a pensar que antes de la muerte debe haber otras alternativas, por eso quizá debo escuchar otras opciones, pero me alarma leer en la misma nota citada que “Holanda es –junto a Bélgica– probablemente el país más afectado por esta terrible banalización social de la muerte asistida de los enfermos. El año 2002, cuando se aprobó la primera ley de eutanasia, fue utilizada en 1880 casos; cinco años más tarde se ampliaron las condiciones para poder aplicarla y en la actualidad ya ascienden casi a siete mil las personas que cada año son acompañadas a la muerte por el propio sistema de sanidad. Unos 20 casos diarios”.
Considero que el libre albedrio no debe confundirse con libertinaje, en esa medida no puede aprobarse esta mal llamada “pastilla del suicidio” por ejemplo para depresivos, para gente que acaba de sufrir una pérdida, o simplemente los vulnerables por cualquier razón.
No están decidiendo sobre su muerte, sino sobre su vida, por eso las voces contrarias a la propuesta señalan que quienes estamos fallando somos la familia, la sociedad, el gobierno, todo el contexto en conjunto, pues no tuvimos la capacidad de ayudarle a esa gente a vivir, por eso lo que está en debate es la vida y no la muerte.
Los estudios en ese país señalan que el grupo al que va dirigido esta propuesta alcanzaría las 10 mil personas, lo cual sin duda ha abierto un interesante cual urgente debate, ¿en qué momento sabes que ya viviste lo suficiente?, ¿acaso estemos frente a las nuevas consecuencias de la vida líquida (Zygmunt Bauman dixit) o de la banalización del mal (Hanna Arent dixit)?, o como bien pregunta Alan Touraine ¿Podremos vivir juntos?
Dice el sabio tío Ben del personaje de ficción Spider-Man: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, en esa medida, el dejar que cada quien decida sobre su vida, pondría a prueba mucho de lo que somos. Puede ir contra lo que pensamos, pero al menos hay que debatirlo.
@rvargaspasaye