spot_imgspot_img
InicioOpiniónLA OBSESIÓN QUE NOS GOBIERNA

LA OBSESIÓN QUE NOS GOBIERNA

Publicidadspot_img

Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Perturbación anímica producida por una idea fija o Idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud. Los chihuahuenses perciben con una mezcla de rabia y tristeza, que el gobernador Javier Corral Jurado no gobierna para ellos. Nunca gobernó para ellos, menos ahora en el ocaso de su gobierno: ha gobernado para sus obsesiones.

El célebre historiador Timothy Snyder, autor del ensayo El camino hacia la no libertad, dice en el mismo que, “la transición de la democracia hacia el culto a la personalidad empieza cuando un líder está dispuesto a mentir siempre con el objetivo de desacreditar la verdad” y en el caso del mandatario chihuahuense eso ha sido más que evidente: miente para satisfacer sus obsesiones y alimentar su alabanza propia; fortalecer su culto personal.

No hay más.

En el caso del notariado chihuahuense, desde 2016 a la fecha ha sido rabiosamente perseguido como nunca, mientras su actual líder estatal, actúa con una tibieza inusitada, quizás aprendida de sus tiempos con Reyes Tibieza en el gobierno estatal.

Corral actúa con la absoluta lógica del can de caza, en la búsqueda permanente de una presa para alimentar su ego de justiciero.

Persiguió a una ex diputada local, casi al punto del desafuero. Después a magistrados en funciones. Posteriormente a otros ex funcionarios del sexenio de César Duarte y uno a uno, fueron cayendo con las esposas puestas.

Inocentes o no, el ego corralista quería pan y circo; el sacrificio necesario para alimentar la fuerza de su deidad política encerrada en su templo de cantera de las calles Aldama y Carranza, en el centro de la capital chihuahuense, como si se tratara del nórdico todopoderoso Odín.

La sociedad chihuahuense, a finales del siglo XX, tuvo un quiebre social en la huelga universitaria de 1985 y otro mayor en 1986 con el Verano Caliente en el que se desarrolló la elección de gobernador entre Fernando Baeza y Francisco Barrio.

Después vino el 2006, López Obrador profundizó las divisiones entre los chihuahuenses y hasta el 2014, que Corral apareció para hacerle el trabajo sucio y dividirnos aún más: con Duarte como estandarte, apareció justiciero y como Duarte como bandera ha despilfarrado miles de pesos en perseguirlo a él y a quienes considera enemigos del exiguo corralismo.

En pleno proceso electoral, Duarte sigue siendo el único tema para Corral. Sus obsesiones con el mencionado ex mandatario, nos han privado a las y los chihuahuenses, de estrategia en obra pública, desarrollo, salud, cultura y empleo. Corral ha roto a la sociedad porque en su cabeza sólo una existe idea política, convertida en obsesión.

ULTIMALETRA
Los priistas de Chihuahua olvidaron a Jesús Reyes Heroles. No los culpo. Con una dirigencia ignorante, no se le pueden pedir ideas a quienes no las producen.
luisruben@plandevuelo.mx

Publicidad
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
Related News
Publicidad