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La empatía se aprende

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

En México han iniciado las campañas políticas a puestos de elección de índole federal, es decir, diputados federales, senadores y presidencia de la república. Desde hace años, el partido oficial montó un teatro para “elegir” a su candidata presidencial; la oposición construyó un frente común con un personaje disruptivo; ambas mujeres son las punteras en la competencia.

El tercer partido, simplemente lanzó a un desconocido que poco podrá hacer, aunque lo inflen las encuestas.

Ya se pueden observar a las personas candidatas invitar en la radio y televisión a sus mítines y reuniones; las redes sociales saturadas de videos buenos, malos y pésimos y las visitas casa por casa en las colonias de todas las entidades federativas mexicanas.

Los medios de comunicación ayudan a construir una percepción, las redes sociales también, pero, lo que acaba decidiendo el voto es el contacto personal y es lo que más descuidan las personas candidatas. Se preocupan tanto por el video de Tiktok, el spot para radio o la plana a publicar en el periódico, que se les olvida lo básico: el contacto personal.

Las personas candidatas exitosas aprenden a ser histriónicas, unas con más naturalidad que otras. En el camino se enfrían sus emociones o se agrian y esto en una producción de un video se puede ocultar, pero en el contacto directo con las personas votantes, el cuerpo no miente.

Cuando una persona candidata “se enfría” es cuando deja las emociones de lado y prioriza, por sobre todas las cosas, las actividades “importantes” como reuniones con sus equipos de trabajo y descuida la comunicación, por catalogarla como un “mal necesario”. Así vemos a muchas personas en funciones y en busca de la reelección que piden entrevistas y cancelan cinco minutos antes de la misma, creen que manejar sus propias redes sociales es lo más adecuado, entre otros.

Ese “enfriamiento” incluye también a la empatía. Las y los políticos por el síndrome de hubris, se ovlidan de sentir y de empatizar con el electorado al que quieren representar.

Se olvidan de la empatía y se les olvida por completo que el cuerpo no miente.

Primero: ¿qué es el lenguaje corporal?

Es todo aquello que se transmite a través de la postura, los gestos o los movimientos de una persona.

En el contacto personal, un gesto puede acercar o alejar del ansiado voto.

Segundo: ¿qué es la empatía?

Es una respuesta más compleja, pero gracias a un trabajo de investigación titulado “Empatía: Medidas, teorías y aplicaciones en revisión” de la autoría de Irene Fernández-Pinto , Belén López-Pérez y María Márquez publicado en “Anales de psicología” de la Universidad de Murcia, España; se tiene una aproximación más adecuada para definir la empatía.

Cito textual al trabajo mencionado: “dentro del ámbito de las organizaciones, una aplicación muy interesante se encuentra en el tema del liderazgo. Los primeros estudios (Bell y Hall, 1954) señalaron que había una relación significativa entre la empatía y el liderazgo, así como, especialmente, entre ésta y la atribución del liderazgo. Esta atribución ha sido retomada en estudios más contemporáneos. Así, Kellet, Humphrey y Sleeth (2006) han encontrado que las personas que obtienen altas puntuaciones en empatía son percibidas como líderes en mayor medida por sus compañeros. Estos autores señalan que no basta con ser ‘emocional’ sino que hay que comprender y ser capaz de sentir con el otro. Kellet, Humphrey y Sleeth (2002) señalaron que para generar la percepción del liderazgo se podía intervenir a través de dos rutas: una se orienta a la ejecución en tareas complejas y la otra se orienta a mostrar buenas habilidades interpersonales. Señalan que, en esta última, la empatía tendría un rol fundamental”.

El buen liderazgo es empático. ¿Nuestros políticos actuales son realmente empáticos? ¿Nuestros políticos actuales son verdaderos líderes?

La comunicación política tiene que ser emocional forzosamente; las elecciones no se ganan con razones, se ganan con emociones. Persona candidata que no emociona, no conecta con el electorado, por ende, no gana.

Hay de emociones a emociones. Emociones forzadas, huecas o falsas y las genuinas, auténticas. No necesitamos un complejo gadget para detectarlas; nosotros sabemos leer ese código perfectamente en el cuerpo de la otra persona.

Así que, según líneas arriba, la empatía va más allá de ser emocional, sino que hay que comprender y ser capaz de sentir con el otro. Es buen parámetro para juzgar a las personas candidatas en esta campaña que apenas inicia.

Ahora bien, el estudio presentado líneas arriba, arroja que, “el estado emocional de la persona que empatiza también tiene gran influencia sobre el desarrollo del proceso empático. Por ejemplo, las personas que se sienten más felices demuestran mayor empatía, mientras que las personas depresivas se centran en sus propias necesidades de un modo defensivo (Seligman, 2002). Así, Wegener y Petty (1994) coinciden con Seligman y, además encuentran que para procesar lo que le ocurre a otra persona es necesario que el mensaje y el estado de ánimo de la persona a empatizar tengan el mismo signo (positivo o negativo)”.

Y agrega que el factor antecedente más decisivo es la emoción experimentada por la persona objetivo, y hay que tener en cuenta fundamentalmente el signo emocional de la misma (positivo o negativo) así como su intensidad.

Si las personas candidatas se muestran en una pieza publicitaria con una imagen y mensaje y en persona son exactamente lo contrario, existirá una contradicción y eso acrecienta su rechazo.

Sus discursos son muy importantes; no sólo en el qué decir sino en el cómo decirlo y es ahí donde la empatía juega un papel fundamental para tener éxito.

Sin bien, el estudio en mención estipula que, “hay algunas con una mayor tendencia a empatizar que otras, tanto a nivel global como a nivel más particular de cada uno de los aspectos de la empatía. Pueden existir personas que sean más hábiles en la adopción de perspectivas o la comprensión emocional, pero tengan más dificultades en la resonancia emocional que otras, o viceversa. Incluso, existirán personas con mayor facilidad para la resonancia emocional positiva que para la resonancia emocional negativa. Por ello, es importante señalar que la empatía que experimente una persona en un momento dado no va a depender exclusivamente de los antecedentes inmediatos de tal emoción, también, y de forma fundamental, de la disposición a empatizar que tal persona tenga”.

La empatía si se puede aprender, según esta investigación, y será de mucha importancia para, no sólo ganar el voto, de obtener el triunfo será de mucha utilidad para tomar decisiones correctas y no legislar o gobernar con ocurrencias.

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La empatía también la comunica el cuerpo, así que como tips para las personas candidatas en el contacto personal: Mirar a los ojos, a la carade la persona con la que tiene contacto. Las manos son una fundamentales, especialmente en los saludos.

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