Amanda Sucar Warrener
Es lamentable que el subsecretario de salud y vocero en la crisis de salud provocada por el Covid-19, Hugo López-Gatell, con la responsabilidad que tiene y su formación como médico, no recurra a la evidencia científica que se ha generado alrededor del mundo.
Mucho de lo que él niega, o casi todo, ha sido verificado por fuentes confiables, ha sido estudiado e identificado en casos reales. Tal parece que su misión es denostar todo lo que a través de la ciencia se ha ido descubriendo a lo largo de este año y medio, y promover una cultura de la prevención a modo que de entrada, no se basa en el ejemplo (uso de cubrebocas, quédate en casa, cumple la cuarentena durante el tiempo de «vida» del virus mientras sepas que estás contagiado, entre otros).
Soy de las primeras que levanta la mano para que los niños regresen a clases presenciales. Desde el inicio de la pandemia la salud mental de los pequeños fue completamente ignorada y sigue siendo así, dado que el Estado no ha generado condiciones óptimas para su bienestar.
Hablar de un regreso a clases, «llueve, truene o relampaguee» sin un programa de vacunación para menores (al menos a partir de 12 años) que les brinde un mínimo de protección, sin antes alcanzar al menos un 50% de esquemas de vacunación completos en adultos, sin asegurar que las escuelas tienen condiciones adecuadas de ventilación, agua corriente y elementos tan básicos como jabón, es una irresponsabilidad más en el manejo de la pandemia en este país.
Siguen jugando con las cifras y gráficas, pero a pesar de ello, no pueden ocultar el creciente número de contagios y muertes en menores, el gran número de contagios en gente ya vacunada (que era algo esperado) y el elevado número de muertes en casa a falta de un sistema de salud sólido que pueda atender a toda la población afectada de gravedad.
Me pregunto cómo duerme López-Gatell todas las noches, llamándose a sí mismo una persona formada en la ciencia y cobijado por la supuesta moralidad de un gobierno cuyo peor error ha sido no admitir este gravísimo desacierto y negarse a replantear su estrategia.
Los niños tienen que ser nuestra prioridad, pero no de esta forma. Desde su micrófono, sólo muestra una visión del problema limitada, ajena a la realidad de una mayoría que no tiene el privilegio de escuelas con grupos pequeños y una infraestructura adecuada, de una mayoría que no tiene acceso a la movilidad excepto a través del transporte público y que de ninguna manera cuenta con los recursos para una atención médica privada.
A veces parece que quienes hemos visto al virus de cerca, quienes hemos perdido a un ser amado o conocido a consecuencia de esta enfermedad, vivimos en una realidad paralela a la que se presenta desde la Secretaría de Salud.
La ciencia no es incuestionable, pero el trabajo increíble que han hecho mujeres y hombres verdaderamente comprometidos con su profesión deben considerarse como referentes para tomar decisiones que afectan directamente a los niño y niñas de nuestra nación y generar las condiciones para que regresen a la normalidad que tanto necesitan.
