Rafael G. Vargas Pasaye
Seamos francos. A más de uno o una le sucedía en meses recientes que, llegando al trabajo, a la casa o con la pareja, a alguien se le ocurría la gran idea de hablar de política, y la verdad es que más de uno o una prefería evadirlo, cambiarlo, darle la vuelta como se dice coloquialmente.
Si esto le sucedió a usted amable lector o lectora, sepa que no está sufriendo el naufragio en una isla, por el contrario, somos muchos los que así nos sentimos, y las charlas con nuestros diferentes círculos lo resintieron, o al menos eso es lo que nos dice la Comparative National Elections Project, CNEP, encuesta nacional postelectoral que en México se ha realizado después de cada elección desde al menos el proceso de 2012.
Como señala el experto en encuestas Alejandro Moreno, esta baja discusión puede tener varias interpretaciones, así como distintas implicaciones no sólo ya el notorio y creciente desinterés. “Quizá tenga que ver con la oferta de la información y no solamente con la demanda […] las campañas de 2024 parecen haber sido menos efectivas en enganchar a las y los electores en discusiones políticas”.
Esto se puede ejemplificar con el sector juvenil, los menores de 30 años en este 2024 mostraron el mayor desinterés, sobre todo si lo comparamos con el 2018. Aunque el mismo Moreno nos señala, “no se trata meramente de una pérdida de interés en los asuntos políticos, por lo menos no es el caso si se compara 2024 con 2018: en ambos años, la encuesta CNEP registró 36% de personas que dijeron estar muy interesadas en política. Tanto en 2006 como en 2012, 48% dijo estar muy o algo interesadas en política, un nivel mayor pero no parece haber bajado de 2018 a 2024”.
La pregunta en la encuesta fue: “¿Con qué frecuencia hablaba usted acerca de las campañas electorales con […] frecuentemente, algunas veces, rara vez o nunca?”. En el caso de “Los miembros de la familia” alcanzó un 49% que se redujo del 57% de 2018; para “Sus amigos” en 2024 tuvo 31%, mientras que en 2018 fue de 43%; para “Sus compañeros de trabajo” marcó un 17%, mientras que en 2018 fue de 31%; y para “Sus vecinos” la cifra quedó en 17%, mientras que en 2018 fue de 30%.
Notoria la diferencia, a debatir las razones, quizá es muy temprano para llegar a conclusiones pero sin lugar a dudas en el caso de México debemos señalar algunos puntos a los que ha sumado el experto, por ejemplo el alto grado de distanciamiento entre las opciones y que se reflejó en el resultado, así como el largo proceso por el cual pasaron, desde antes de las precampañas por ejemplo. Además de la saturación de temas desde la conferencia de prensa mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien provocó desde esa palestra una polarización singular.
La otra cuestión que se abre es de doble filo, primero para saber si seguimos interactuando con estos círculos afectivos como antes o bien hemos mutado nuestra interacción a otros o por otros canales. O lo que hemos modificado son los temas en nuestras conversaciones para, como algunos pensamos, tener paz por encima de tener la razón.
@rvargaspasaye
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