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EN DEFENSA DE LA POLÍTICA ¿NOSTALGIA O ESPERANZA?

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Milton Rojo

En esta elección los electores vamos cobijados de una de estas dos premisas: nostalgia o esperanza, no hay más.

Quien va a ir a la urna va a ir a votar y el sentido de su voto será en función de un país que quiere, cómo nunca, el país está polarizado, pero algo está pasando en los últimos días que el pesado humor social se está desinflando.

Desde la elección de 1994 y el 2000 no vemos a un electorado con los dedos sudorosos por ir a votar, en el 94 fue por darle el pésame a Luis Donaldo y en el 2000 por sacar al PRI de Los Pinos.

En esta elección hay dos polaridades: en el presente vamos a escoger pasado o futuro, nostalgia o esperanza, la verdad o la vida.

El problema es que el voto nostálgico, representa al pasado y ya sabemos cómo es, pero en la narrativa política no nos explican cómo será el país y como ya sabemos no queremos que nos lo expliquen y lo damos por sentado.

Y el voto de esperanza, es el futuro, está dividido a dos expresiones, ambas, se fincarían sobre lo establecido, ambas se disputan el segundo lugar. Nunca había habido tanto deseo por volver al pasado y tanta desunión por el futuro ¿Será que no nos gustó el presente?

La elección del 2018, se parece mucho a un televidente ante un SmartTv, tiene 3 opciones:

1. Sintonizar una película de Tin-Tan, la cual ya te sabes de memoria.

2. Darle click a la serie de Luis Miguel en Netflix, te vas imaginando lo que va pasando pero de repente te sorprende para bien o para mal.

3. O poner una serie nueva súper recomendada, súper bien hecha pero tal vez no sea de tu agrado o tal vez te vuelvas fan.

Gane quien gane, hay que poner atención al equipo político de la transición y al equipo que va a tomar las riendas del país, porque desde ahorita ya estamos viendo el tipo de clase política que gobernará México sea cual sea la fuerza política que gane.

Eso sí, las nuevas expresiones políticas y las voces de contrapeso tendrán que tener una virtud: congruencia.

Porque después de esta elección el único producto que van a comprar la masa de electores mayoritaria que es de 18 a 35 años, será eso, la congruencia, la integridad en la hoja de vida.

En el 94 se votó por dolor, el dolor de la muerte de Colosio, el 2000 fue la votación de la rebelión, el 2006 hubo polarización, el 2012 fue el viraje del “video-poder”, hoy en 2018 hay sentimientos de lejanía por privilegios pasados y quieren traerlos al presente contra un sentimiento de ánimo optimista pensando que el país que quieren es posible.

Detrás de elección dominada por la nostalgia, hay una gran esperanza y en medio… un hartazgo que está envenenando el ambiente.

La gran pregunta aquí y cuándo nos demos cuenta que el hartazgo no nos lleva a nada ¿Qué país tendremos? Uno cómo el México de los 40´s en el Rey del Barrio, otro cómo el que pinta la serie de “Luis Miguel” u otro que no sabemos cómo será, pero tenemos el ánimo de que será mejor que ayer.

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