Vladimir Tello
En México se ha buscado la gratuidad de la salud como derecho humano constitucional; pero que sea “gratuita” no significa que no cueste, cuesta y mucho, es el tercer rubro de mayor inversión en el presupuesto de egresos de la federación, y gran parte de ese porcentaje es destinado a las atenciones curativas y paliativas de enfermedades asociadas a la obesidad.
La Organización Mundial de la Salud enuncia que el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Al respecto, evidencia científica publicada en el National Center for Biotechnology Information de los Estados Unidos de América, afirma que la obesidad se considera un factor de riesgo para más de 20 condiciones crónicas como son la diabetes tipo 2, la hipertensión, la dislipidemia, las enfermedades cardiovasculares, la apnea de sueño y más de 10 tipos de cáncer.
Tan sólo en 2016, 72.5% de los adultos en México presentaron sobrepeso y obesidad. Ante ésta situación, no es casualidad que las principales causas de muerte en 2017 fueron las enfermedades del corazón (20.1%), seguida de diabetes (15.2%) y tumores malignos (12%), según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP, 2017). La mayoría de las causas de muerte en nuestro país son las enfermedades prevenibles.
En el año 2018, México ratificó la declaratoria de emergencia epidemiológica EE-5-2018 para todas las entidades federativas del país ante la magnitud y trascendencia de los casos de sobrepeso y obesidad. ¿Por qué dicha declaratoria de emergencia sanitaria no ha tenido el impacto mediático para concienciar a la sociedad?
Para estar en contexto de la gravedad: en 2017 el Instituto Nacional de Salud Pública de México mencionó que la Diabetes fue la principal causa de muerte en el país, con una estimación de 80,000 muertes por año, en contraste, hasta el 13 de septiembre de 2020 han muerto 70,604 por Coronavirus (COVID19) en el territorio mexicano.
Se ha avanzado en términos de políticas regulatorias, con el etiquetado de advertencia sanitaria a los productos no saludables, el incremento de impuestos sobre bebidas azucaradas, y recientemente la prohibición en Oaxaca de la venta de comida chatarra a menores de edad. La lucha no termina. La industria de las bebidas azucaradas y alimentos chatarra ha hecho inversiones millonarias en mercadotecnia y en el bloqueo de iniciativas de ley para la regulación de la venta y consumo de dichos productos, hasta promover juicios de amparo contra nuevo etiquetado de advertencia.
Para el ejercicio fiscal 2021, gobierno federal han programado $400,519,282.00 para la prevención y Control de Sobrepeso, Obesidad y Diabetes en Adultos y $29,455,528.00 para las niñas, niños y adolescentes con dichos padecimientos, aunado a los gastos operativos en salud por posibles comorbilidades, gasto corriente por servicios personales, infraestructura sanitaria, tratamientos (etc). El problema no se resuelve con más presupuesto, sino adoptando mejores estilos de vida como eje de la prevención. Para ello, expertos en salud pública recomiendan lo siguiente:
1. Bebe agua simple. Entre 6 y 8 vasos al día (cada vaso de 250 mililitros); evita el consumo de refrescos, jugos o cualquier bebida que contenga azúcar.
2. Realiza actividad física. 30 minutos diarios es lo recomendable para adultos y una hora para niñas, niños y adolescentes.
3. Modifica tu alimentación. Aumenta el consumo de verduras y frutas y disminuye el consumo de alimentos que contengan grasas, carbohidratos y sal.
¿Cuánto le cuesta la obesidad a México? La respuesta no es dinero, es la salud de su pueblo.