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ALGO SOBRE LAS DUDAS

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Rafael G. Varga Pasaye

El escritor mexicano Óscar de la Borbolla, autor de ese fascinante libro titulado “Las vocales malditas”, durante los meses recientes se dedicó a escribir una columna en un medio digital con la temática de la filosofía, lo que de suyo ya es una buena noticia pues a estas alturas de nuestras vidas necesitamos reflexionar más antes de actuar y hablar.

De manera natural, esas columnas cobraron forma en un volumen que lleva por nombre “El arte de la duda” y ya desde el prefacio nos advierte: “Contra el signo más sobresaliente de nuestro tiempo, la prisa, ofrezco la duda como preventivo y contención. Dudar permite frenar la precipitación del juicio y las acciones que son mera reacción”.

Lo cual viene como anillo al dedo en estos momentos de tanta inmediatez a causa entre otras cosas por los adelantos tecnológicos, que en ocasiones genera en que nos olvidemos de la naturaleza de las cosas o de los objetivos para los que fueron planeados.

Ejemplos tenemos al alcance de la mano. Un refrigerador y una estufa, facilitan el almacenamiento y el control del fuego para la preparación de alimentos. Una lavadora facilita las labores en el tratamiento de la ropa. Todo ello para que quien use esos aditamentos tenga una calidad de vida traducida por ejemplo, en tiempo con la familia.

Hoy se vuelve común apretar un botón y que se haga la luz o que suba o baje un elevador, mas rara vez reflexionamos en todo el proceso que hay detrás o en la ventaja que nos da tenerlo; el viejo comentario de los niños sobre cuál fue el primer celular que sus abuelos  tuvieron cuando eran jóvenes, sabiendo que ni siquiera en esa época se hubiera imaginado que un pequeño aparato que cabe en la mano sería un mecanismo de comunicación inmediato.

La invitación de Óscar de la Borbolla es para que nos demos un respiro y volvamos a las raíces, que replanteemos objetivos como individuos y como sociedad, que valoremos y revaloremos lo que cotidianamente tenemos al alcance, y en ese proceso seguramente nos fascinaremos con las cosas comunes que al verlas con otro brillo dejan de serlo.

De igual forma deben tomarse estos textos como consejos para pensar, reflexionar, analizar un poco más antes de actuar, y es que en ocasiones el reflejo marca la pauta, y cometemos errores que pudieron evitarse. A nadie nos gusta que nos corrijan, pero tampoco le agrada a nadie equivocarse de manera constante.

Se necesita más filosofía (y más poesía) en la vida pública.

@rvargaspasaye

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