Redacción Sentido Común
La película animada “Flow” transporta al espectador a un mundo apocalíptico sin humanos, donde un gato negro y un grupo de animales enfrentan la incertidumbre de la supervivencia. Sin diálogos, pero con una narrativa visual impactante, la cinta envuelve al público en una experiencia sensorial que evoca desde ternura hasta ansiedad. Su estética única y su simbolismo profundo la convierten en una obra artística cautivadora.
Más que una aventura, Flow es una metáfora sobre la vida, las relaciones y el crecimiento personal. Cada personaje representa actitudes humanas: el capibara, la calma; el lémur, la obsesión material; y el perro labrador, la búsqueda de identidad. Unidos por la necesidad, construyen una familia improbable que navega sin rumbo, enfrentando desafíos que reflejan dilemas existenciales. La cinta despierta reflexiones sobre el miedo, la adaptación y la colaboración en un mundo incierto.