ENTRE MÁS PALOMITAS COMEMOS, MÁS MALA ES LA PELÍCULA
Redacción Sentido Común
Gran parte de la economía de los exhibidores de cine actuales se basa no tanto en la venta de entradas para ver una película como de cubos de palomitas y refrescos, cuyo precio incluso puede sobrepasar el de la propia entrada.
Y es que comer palomitas, caramelos o comida basura en general mientras estás en el cine puede tener su gracia. Sobre todo si la película es mala o aburrida, tal y como sugiere un estudio de 2015: en tal caso, comemos más, en vez de menos.
La razón de estos ataques de hambre no es perseguir la sensación de satistacción comiendo aperitivos o golosinas, más bien se quiere evitar la sensación tan desagradable de aburrimiento.
Las golosinas o las patatas fritas no son de ninguna manera una recompensa apetecible, sino la única forma de escapar del castigo psíquico de una peli soporífera.
También se podría afirmar que cuando alguien está viendo una película y mastica sin parar es porque la historia no le cautiva.