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LA POCA POLÍTICA Y LA MUCHA VIOLENCIA

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Rafael G. Vargas Pasaye

 

Las imágenes que conllevan violencia ya forman parte del acontecer diario en los noticieros y en la atmósfera de redes sociales, todo hace indicar que algunos valores como el respeto se han modificado de alguna forma, al menos en lo que se refiere al trato de los ciudadanos con sus instituciones, y con sus gobernantes, esto es, no es que no exista el respeto, sino que ha mutado, es distinto.

 

La violencia se percibe en todo el continente americano, desde el cono sur en Chile con imágenes de incendios en centros comerciales, en escuelas, con toques de queda que hacen recordar días tristes, jornadas negras y pocas alternativas.

 

El hartazgo de una buena parte de la población por sus autoridades, en este momento encabezadas por el Presidente Sebastián Piñera, una sociedad que ya había vivido tragedias causadas por fenómenos naturales, como un terremoto donde hubo saqueos y muerte, pero fue por hambre, en esta ocasión es por la rabia del pueblo.

 

También nos enteramos de la situación en Bolivia, en plena jornada electoral, luego Honduras, donde por desgracia de nueva cuenta las protestas se dejaron ver en varias calles. Le siguió Colombia, que también tiene una cita electoral el fin de semana.

 

Y en esa misma línea Canadá, en un artículo del The New York Times firmado por Ian Austen y Dan Bilefsky citan al profesor de ciencia política de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Nueva Escocia, Lori Turnbull, quien señala que “La narrativa de la campaña ha sido que los líderes se golpean unos a otros e intentan encontrar formas de hacer que las personas no confíen en la otra persona”

 

Sin olvidar a México, de nueva cuenta la violencia aparece en escena, ya en Michoacán, en Guerrero y en la capital de Sinaloa, pero también por desgracia, en un estadio de futbol, el “Alfonso Lastras” en San Luis Potosí, donde en plena tarde dominical las llamadas barras se enfrascaron en una violenta trifulca y los demás aficionados tuvieron que saltar al terreno de juego para guarecerse, haciendo que el partido se suspendiera.

 

Lo que ha traído todo lo anterior consigo también es una polarización en cada uno de los lugares señalados, pareciera pues que no se puede trabajar en equipo o en conjunto, que la política de violencia incluye un “estás conmigo o estás contra de mi”, y eso de nuevo no conviene a la democracia y refleja que la política no está haciendo su parte, que incluye por supuesto a los políticos, hoy en día tan mal evaluados.

 

En el caso de México, el Presidente ha privilegiado el uso de las frases pegajosas por encima de la estrategia y las consecuencias quizá no sean inmediatas pero tarde que temprano saldrán a la luz, no se puede guiar un gobierno solamente a través de encuestas, ni de dichos, porque si a esas vamos, es mucho menos efectivo el “abrazos, no balazos” en voz de López Obrador, que el abrazo de la madre a su hijo en el estadio de futbol de San Luis, o el del padre a su hija tirados en el piso para resguardarse de los disparos en Culiacán.

 

@rvargaspasaye

 

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