spot_imgspot_img
InicioOpiniónVOTOS MATAN MITO

VOTOS MATAN MITO

Publicidadspot_img

Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Por años hemos escuchado en los análisis políticos en los medios de comunicación y los cafés sobre personajes políticos que con su pura cara, nombre y reputación harían que las urnas se llenaran con votos a su favor, sin importar el partido político que los postulara.

En todas y todos ellos hay un punto de convergencia: fueron militantes de partidos políticos y ocuparon cargos de dirigencia, elección popular o ambos.

En la capital tenemos algunos casos: Fermín Ordóñez sería el primero.

Ordóñez Arana viene de cuna priista y gracias a sus padrinazgos fue regidor, dirigente municipal y dos veces candidato por el otrora invencible partidazo. En 2016 fue candidato a diputado local por el distrito 17 frente a un perfil completo y de experiencia probada como Blanca Gámez. Ordóñez presumía en medios y se creía los aplausos grabados, que él era el fenómeno electoral que el PRI necesitaba para ganar: Gámez le propinó su primera aterrizada: 32,015 votos para ella y sólo 12,367 para él.

Ordóñez siguió insistiendo que la derrota era culpa del “efecto Duarte” y pidió otra oportunidad y le dieron la oportunidad de competir contra Amín Anchondo, quien le propinó su segunda aterrizada: el entonces panista obtuvo 178,129 votos contra sólo 57,744 del entonces priista.

Y sin saber de cual fumó, siguió con sus delirios de grandeza y se creyó capaz de ser un perfil priista competitivo rumbo al relevo en la alcaldía de la capital de Chihuahua. El PRI le puso un alto y decidió seguir la ruta independiente, en la cual fracasó y Morena le abrió sus puertas en el distrito 18 contra la panista Carla Rivas, quien le proporcionó la aterrizada final: le ganó por 16% y eso lo ha llevado a la locura de descalificarla por su juventud, ya que según Ordóñez, no puede creer que le haya ganado una mujer “sin experiencia”.
Así, Ordóñez se convierte en mito político por perder tres elecciones seguidas: récord que no tiene ni Obama.

Para finalizar están los casos de dos exalcaldes que no se podían ver ni en pintura: Carlos Borruel y Marco Quezada.

Ambos cambiaron de partido para “darle potencia” al proyecto morenista por la diputación federal del sexto distrito y por repetir en la alcaldía, respectivamente.

Quezada quien presumía tener todas las canicas para ganar lo que fuera, demostró su realidad elctoral en 2016 donde fue derrotado sin estar en la boleta, hoy sólo la volvió a comprobar: sólo obtuvo el 29% contra el 55% del panista Bonilla, a quien no se cansó de calificar como inexperto.

Así, los mitos políticos invencibles en la percepción fueron destruidos por los votos en las urnas el pasado domingo.

ULTIMALETRA
Muchas felicidades a Maru Campos y Marco Bonilla por su triunfo producto de un gran trabajo.
luisruben@plandevuelo.mx

Publicidad
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
Related News
Publicidad