Emiliano Hernández Camargo
Primera de dos partes
A mi hija Eunice que nació en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca y a la comunidad académica del Instituto Tecnológico del Itsmo que en 2019 conmemora el 50 Aniversario de su fundación.
El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND) que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la Cámara Federal de Diputados, reitera los compromisos presidenciales en materia de combate a la corrupción, pacificación del país, abatimiento de la pobreza y el impulso a tres grandes proyectos regionales;
La Zona Libre de la Frontera Norte, ( Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas), el Tren Maya (1525 kilómetros en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo) y el Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, (Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que beneficia a Oaxaca y Veracruz).
Pero ni en el PND ni en los 100 compromisos de AMLO se considera a Durango en los proyectos de desarrollo integral e infraestructura que venimos reclamando, desde el Movimiento Estudiantil-Popular del Cerro de Mercado de 1966. Desde entonces, se demandaba más atención presidencial y una agenda industrializadora apoyada por el Gobierno Federal.
En el marco de esa referencia histórica y en el rubro de los Proyectos Regionales del PND, el gobernador Aispuro Torres tiene el gran reto de lograr que AMLO se la juegue con Durango, considerando entre sus prioridades, la reactivación del Corredor Económico del Norte, que se ha venido delineando en los últimos años (Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en conexión con Sinaloa por la Supercarretera Durango-Mazatlán).
Cabe la observación que a diferencia de los siete estados del Sur-Sureste, que tienen mar, y de los cinco cuya economía y población está fuertemente vinculada a los estados sureños de la Unión Americana, Durango no cuenta con mar ni con frontera con la primera economía del mundo. Y, que no obstante, el tener enormes recursos naturales, capital humano calificado, y que los duranguenses acreditamos valiosas aportaciones históricas a la formación de la República, nuestro Estado ha mantenido condiciones socioeconómicas similares a las de Chiapas y Oaxaca.
En contraste con ese panorama que no favorece a Durango, me siento muy contento con los anunciados mega proyectos de infraestructura y desarrollo social y económico que se propone realizar el gobierno federal en el Istmo de Tehuantepec. Esperemos el involucramiento de los pueblos originarios y de los gobiernos y liderazgos locales. La resistencia reciente a los parques ecológicos es una señal.
Un buen principio del Plan Estratégico que se va delineando para el Istmo de Tehuantepec es, que retoma y encausa históricas aspiraciones, proyectos y planteamientos de los pueblos del Istmo y de los gobiernos de Oaxaca. Es plausible que tome en cuenta obras de infraestructura de comunicaciones y educativa que se hicieron en el siglo XX.
De lo anterior doy testimonio en la siguiente narrativa histórica, en algunos casos como autor y testigo, durante los años que hice equipo con los oaxaqueños y empezando con los Istmeños cuando hicimos las negociaciones y los estudios socio económicos para justificar la creación de una institución de educación superior en Juchitán. Hace medio siglo. (Continuará)