Estimados jóvenes y no tan jóvenes, 3 preguntas sencillas:
El martes 19 de marzo la Secretaria de Gobernación dará una disculpa pública a los padres de los alumnos Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso por el asesinato de sus hijos hace 9 años. Estoy seguro que los padres de estos brillantes alumnos agradecerán que finalmente se limpien sus nombres. Espero que la ceremonia sea muy emotiva y conforte a los padres de ambos estudiantes.
En lo personal, me es triste recordar este evento y los días que siguieron. Cada año lo recuerdo con gran tristeza. Y hoy me encuentro ante el dilema de aceptar las disculpas por parte del gobierno, sabiendo que es algo muy importante para los padres de Javier y de Jorge y, al mismo tiempo, aceptar también la realidad con respecto a que el crimen no se ha resuelto y seguimos igual que hace nueve años. Considero que, cuando hubo un crimen, dar y aceptar disculpas no es por mucho reconocer que el crimen se ha resuelto. Me explico a continuación un poco más.
El crimen de fondo, a mi manera de ver, no es únicamente que hubieran matado a los dos alumnos en el contexto de una balacera ente grupos del narco y el ejército. El crimen de fondo estuvo en haber desaparecido a los dos alumnos y haber eliminado sus pertenencias, que incluían los documentos de identificación, con el fin de negar que eran estudiantes del Tecnológico de Monterrey y después acusarlos de que eran parte del crimen organizado.
Lo que sucedió a los dos alumnos del Tec, Jorge y Javier, le estaba sucediendo a cientos de personas inocentes todos los días en diferentes entidades del país. Esto era: estar presentes en medio de una batalla entre el crimen organizado y el ejército. Y al igual que los dos estudiantes del Tec, morir o ser rematados por el ejército para luego ser acusados de ser parte del crimen organizado.
Por eso, mi pregunta es muy sencilla: ¿Quién dio la orden a los soldados de proceder de esta forma? Algunas personas piensan que el caso de los dos alumnos fue un caso especial y dependiente de la zona militar local. Pero creo que definitivamente esto no fue así. Me cuesta trabajo creer que los mandos intermedios locales hayan dado la orden de desaparecer la identidad y de acusar a los alumnos de ser parte del crimen organizado.
Si esto sucedía a nivel nacional, esa orden y política tenía que emanar del alto mando en el ejército en posible acuerdo con las autoridades federales. No creo que los soldados involucrados en la balacera del Tec hayan tomado esta decisión por sí solos. Tampoco creo que esta decisión haya sido del encargado o los encargados de la zona militar en Nuevo León.
Y la siguiente pregunta es: ¿se han excluido o por lo menos identificado a las personas en el ejército y en el gobierno federal que tomaron esta decisión primitiva de eliminar y acusar a personas inocentes de ser parte del crimen organizado? Porque lo más probable es que esas personas en los altos mandos siguen tomando decisiones en el ejército actualmente. Decir que dos soldados fueron acusados de este crimen y que uno está en la cárcel resulta difícil de creer.
Y mi última pregunta es: ¿estas personas en el alto mando del ejército serán ahora los responsables de la seguridad nacional? ¿Están incluidas en esta nueva fuerza del orden? ¿Formarán parte de la Guardia Nacional? Porque de ser así, creo que tenemos un problema, pues lo más seguro es que se repitan los actos bárbaros que se dieron en el pasado: eliminar y desaparecer a tu propia gente. No parece que haya un aprendizaje sobre derechos humanos ni a raíz de esta experiencia dolorosa con Jorge y Javier, ni de los miles de muertos y desaparecidos.
En resumen, considero que el hecho de que la Secretaria de Gobernación pida disculpas a los padres de los dos alumnos asesinados hace nueve años es un acto muy humano y de gran valor para los padres de familia y es un acto de humildad por parte del gobierno federal. ¿Pero realmente se ha resuelto el problema de fondo? ¿Se ha identificado quiénes fueron los responsables en el ejército a nivel nacional de dar esta orden tan primitiva? Porque hubo cientos de inocentes que murieron en condiciones similares y parece que nadie se acuerda de ellos. Espero que la Secretaria de Gobernación Sánchez Cordero los incluya en sus disculpas el próximo martes.
¿Estas mismas personas del alto mando del ejército siguen encargadas de dar órdenes en el ejército? Entonces, más que estar de júbilo debemos de preocuparnos. El problema de fondo sigue vigente, independientemente de las nuevas autoridades del gobierno de AMLO.
Tengo gran esperanza en que las nuevas autoridades identifiquen quiénes tomaron esa decisión tan brutal. Asesinar a tus propios ciudadanos y acusarlos de ser parte del crimen organizado sólo para mejorar las estadísticas presentadas al público sobre la guerra contra el crimen organizado es un acto arcaico y bárbaro que no debe repetirse bajo ninguna circunstancia, ni bajo ninguna excusa.
El autor era Rector del Tec de MTY cuando fueron asesinados los alumnos.