Redacción Sentido Común
Las niñas y mujeres con discapacidad enfrentan una doble desigualdad. Este sector de la población ha vivido marginado y es deber de los responsables del servicio público, profesionales de la salud y de la sociedad garantizar el respeto a sus derechos humanos.
Adriana Soto Andalón, jefa del Departamento de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres, dijo que es necesario «diseñar políticas públicas a corto, mediano y largo plazos, dirigidas a combatir las causas históricas y estructurales que impiden y obstaculizan su desarrollo al limitarlas, segregarlas, discriminarlas y excluirlas en diversos ámbitos como la escuela o la familia».
La especialista explicó que la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad refiere que en ese concepto se incluye a quienes presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales. Y abundó que hay personas que presentan múltiples discapacidades.
En la mesa «Las necesidades de la salud de las mujeres con discapacidad», que es parte del Seminario de Género y Salud de la Facultad de Medicina, Soto Andalón recordó que en 2015 la Organización Mundial de la Salud estimó que 15 por ciento de la población del planeta presenta una condición de discapacidad. El aumento de la cifra se debe al envejecimiento y al incremento de enfermedades crónicas.
Según la Encuesta Nacidonal de la Dinámica Demográfica 2014, en México hay 7.1 millones de personas con alguna condición de discapacidad. Y según el Censo de la Población y Vivienda de 2010, la discapacidad femenina más común es la motriz, en 62.2 por ciento de los casos.
México tiene un marco normativo que señala que las personas con discapacidad deben tener garantizados sus derechos. Asimismo, el país ha suscrito convenciones e instrumentos internacionales donde se ha comprometido a generar acciones para que así suceda, expuso Adriana Soto.
María Juana Soto Santana, del Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad y la deportista paralímpica mexicana con más medallas en juegos oficiales internacionales, dijo que a las mujeres con discapacidad son vistas como «asexuadas e infantilizadas, y se tiene una percepción negativa de nosotras. No entramos en los estándares de belleza: la discapacidad no es bonita”.
Sostuvo que la discapacidad la hace el entorno social, pues en este se limita a las personas.
Por su parte, Verónica López, titular de la División de Unidades de Rehabilitación del Instituto Mexicano del Seguro Social, mencionó que hay situaciones y grados diversos de funcionalidad y, por ende, de la forma en que se expresa la discapacidad; por ello, la necesidad de acceso a los servicios es diferente.
Con información de la UNAM
