Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Alcaldes, síndicos, diputados locales y federales, así como regidores, hoy ya sienten
que el tiempo apremia y la incertidumbre aprieta: ¿buscarán la reelección o sus
partidos los devolverán a sus casas para oxigenar con nuevas caras en el 2024?
Desde que asumieron los integrantes de las actuales legislaturas, tanto local como
federal, así como presidentes municipales, síndicos y regidores, he estado analizando
los intentos (algunos extremadamente fallidos) de comunicación política de todos los
partidos políticos sin excepción y he tengo algunas consideraciones que dan forma a
este “Manual para buscar la reelección” que puede ser de mucha utilidad a quien lo lea.
- Falta de rumbo.
En la gran mayoría de los casos (incluidos algunos alcaldes y alcaldesas) se nota
descaradamente que carecen de toda estrategia de comunicación; las ocurrencias son
las únicas constantes. Es común que sepan a donde quieren llegar (en este caso, la
reelección) pero es más común que no sepan cual es el camino adecuado para llegar a
su meta.
Especialmente en legisladores y legisladores federales y locales, así como en regidores
de todo el estado, se puede apreciar un factor en común: están obsesionados con las
redes sociales y dedican todos sus esfuerzos a una sola plataforma como Instagram o
Tiktok; las demás plataformas desaparecen de su mapa. No se dan cuenta que están
creando contenido para una “burbuja”, es decir, para una red de contactos con
intereses políticos afines y esa misma “burbuja” los llena de me corazoncitos y “me
gusta” cada vez que publican algo. Y se reciclan sin fin. La diputada o el regidor
piensan que tienen un éxito rotundo en redes, que su capital político crece cada día y
no es así, son como los aplausos grabados de la televisión.
Al no tener estrategia clara, pues no saben que plataformas utilizar y confían esa tarea,
por lo general, a personas que solamente ejecutan instrucciones, es decir, los
contenidos se hacen a gusto del diputado, senadora o regidora. Si le gustan a quien
manda, se suben; todo se hace con su sesgo y con base en su gusto y ni siquiera
saben, en su gran mayoría, a cuál público objetivo quieren llegar. Esto sucede (en mi
experiencia) especialmente con quienes llegan a ocupar curules por lista o en las
regidurías; ciclo que se repite cada legislatura o trienio municipal.
Otro error muy común es que generan un contenido y deciden repetirlo en todas las
plataformas. Esto es por desconocimiento generalmente y porque no dejan opinar o
tomar decisiones a sus equipos de comunicación y, como buen sistema político
mexicano, todo el poder, toda la decisión, toda la sabiduría la tiene el jefe o jefa, puesto
que muchos de ellos creen que, al tomar protesta, se les han inferido poderes
celestiales como si fuera una especie de Pentecostés político.
Cada plataforma tiene sus códigos muy definidos e implica mayor trabajo, creatividad,
disciplina, pero sobre todo estrategia.
Y sí de errores se trata, el más común en la actualidad al que recurren todos los
políticos es: olvidarse de los medios de comunicación “tradicionales”, es decir,
periódicos impresos, radiodifusoras, estaciones de televisión, revistas especializadas y
de periodismo de investigación.
Los políticos que ocupan alguna curul o regiduría quieren fama, notoriedad inmediata y,
según el juicio de muchos de ellos y ellas, los medios como radio o televisión son cosa
del pasado, ellos quieren sentirse parte del presente al tener presencia solamente en
las redes sociales; una especie de bálsamo de juventud, piensan algunos de ellos y
ellas.
Quizás no lo olvidan, porque siempre lo han ignorado, pero antes de plantearse una
estrategia de comunicación hay que pensar en varios factores: la atomización de la
atención y de los medios de comunicación, así como la gran tríada: el trabajo de tierra,
los medios de comunicación y las redes sociales. Si la tríada está incompleta, no habrá
estrategia que funcione.
- Sin causa definida.
Usualmente quienes son legisladores quieren utilizar la cural para brincar a otro cargo
mayor y las y los regidores quieren buscar a una curul. Sin embargo, la gran mayoría
de ellos (sin excepción de alcaldesas y alcaldes) no tienen una causa definida, es decir,
no tienen tema y, por ello, brincan de temas muy dispares a otros sin conexión alguna y
caen en el cliché de muchas y muchos diputados o regidores: opinan de todo y son
expertos en nada, pues lo único que desean es satisfacer el culto a su personalidad, al
ver su rostro repetirse en redes sociales, internet y la televisión.
Definir un tema o causa general sería el primer paso para poder delinear una
estrategia; la sociedad está harta de políticos que todo lo saben y no resuelven nada.
Especializarse en un tema general, sin duda ayudará a la estrategia de
posicionamiento y los resultados que se logren en ese tema, sin duda ayudarán para la
campaña por la reelección.
Hay que recordar que político que opina de todo y no es experto en nada, no logrará un
posicionamiento adecuado.
¿Cómo definir la causa?
Pues hay varios factores: hay que conocer y escuchar su distrito o demarcación
electoral para los que fueron electos de manera uninominal y en el caso de las y los
diputados de lista, analizar su vocación y formación para escoger temas que sean de
interés y que se puedan construir soluciones desde su curul. Si se pierde el contacto
con la sociedad, si se olvidan de recorrer las colonias y comunidades, perderán
contacto con la realidad y desconocerán los temas de importancia para la gente, desde
lo macro hasta lo micro y se subirán a temas nada relevantes y hasta absurdos. Esto
aplica también, para alcaldesas, alcaldes, regidores y regidoras, también de todos los
partidos.
Sin causa definida no hay estrategia efectiva.
Para terminar esta parte del manual, toca el turno a una de las tentaciones en las que
caen casi todas y todos los políticos…
- Culto a la personalidad.
Cuando una persona aspira a ser candidata o candidato y tiene poco nivel de
conocimiento, se traza una estrategia de posicionamiento para que el electorado lo
conozca y sepa a cuál puesto aspira. Una vez que obtiene el triunfo, se transforma la
estrategia de acuerdo con la estrategia de gobierno, que, por lo general, se lleva en
algunas etapas como la etapa de la esperanza, previo a llegar al gobierno y una vez
que asume; comenzar a demostrar trabajo para lograr resultados y, una vez que hay
resultados, presumir que se ha cumplido con lo prometido en campaña y que este ciclo
virtuoso es necesario no interrumpirlo.
Sin embargo, la tentación de personalizar absolutamente la comunicación desde el
gobierno relega la difusión del trabajo y se centran solamente en la figura de la
alcaldesa, alcalde o legisladores. Esto pasa por querer seguir la dinámica de la
campaña electoral que derivó en un triunfo y repetir la fórmula sin escuchar a la gente o
a veces porque la cabeza política del proyecto ha dejado de escuchar y sólo quiere
alimentar el culto a su personalidad viendo su rostro en todos lados (especialmente en
redes sociales).
Y con el paso de la gestión y el inevitable desgaste que conlleva, los números en las
encuestas reales no son los acostumbrados y van a la baja. Esto se debe a la excesiva
personalización de la comunicación que tiene como eje mostrar al gobernante y se
descuida la difusión de los servicios básicos (en el caso de un municipio). Ahí se
extravía el rumbo y es necesario replantear la estrategia.
La ciudadanía quiere legisladores, alcaldesas y alcaldes de acción y no de puro rollo,
así que una estrategia combinada entre difusión del trabajo, resultados y una pizca de
personalización son la ruta adecuada para lograr la reelección.
Este manual continuará.
ESPRESSO COMPOL
La guerra de encuestas, las presentaciones de libros y su difusión en espectaculares,
la aparición de medios emergentes que publicitarán entrevistas con quienes buscan la
reelección serán la constante en estos meses. No se sorprenda.