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LILLY, LA MALINCHE POSMODERNA DE LA IBERÓSFERA

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Comunicación para el Bienestar

El comunismo no existe, sigue siendo un fantasma, inmaterial, irreal, que causa temor pero que también es utilizado para vender exorcismos. Vaticinaba el filósofo Guy Debord que la política no sería más que una sociedad del espectáculo. Los promoventes y firmantes de la Carta de Madrid acompasados por la ignorancia, la ineptitud, la irresponsabilidad e incompetencia, nos han dado el peor de todos; un exorcismo lamentable por ridículo.

De latinoamérica a “iberósfera”, todo a poco más de una docena de rúbricas de distancia de un puñado de políticos panistas que avalaron el documento, ahora arrepentidos por la acción, pero que sigue difundiéndose de manera pública en el sitio de Internet de su bancada en el senado de la República.

La firma de la carta en cuestión, fue promovida por el polémico político Santiago Abascal, líder del partido Vox en España y presidente de la fundación Disenso, caracterizado por defender las causas tradicionales de la ultraderecha heredera del franquismo, por lo cual ha sido tachado de homófobo, opositor a las autonomías, a la legalización del aborto y a todo lo que huela a lo que ellos llaman comunismo. Tales cartas de presentación, le han dado a Vox y a Abascal una imagen de incorrección política que traspasa las fronteras de la península ibérica.

Así, las disculpas de los políticos panistas por haber avalado tal carta, suenan un tanto huecas y los hace parecer avergonzados de la relación del documento con Vox y Abascal, pero no del contenido de la misma (a pesar de que lo condenaron públicamente). En concreto, el documento propone la lucha conjunta contra el avance del comunismo pues supone un peligro para las libertades y derechos de la ciudadanía. De igual manera, se pronuncia a favor de la separación de poderes, la defensa de las libertades y del estado de derecho.

Todo esto acuñado desde una corrección política que no logra entenderse sino desde un juego retórico que pone las libertades en el contexto en que la entienden los defensores a ultranza de la propiedad privada a costa de privilegiar las libertades individuales o de empresa, pero, contradictoriamente, desdeñando la libertad para elegir, las autonomías, la resistencia y todas aquellas formas que adquieran las democracias comunitarias.

Panistas rasgándose las vestiduras dándole la espalda al documento que respalda los valores que siempre han defendido. Contradicción que solo es entendida en el contexto del barullo armado por algunos círculos mediáticos, académicos y políticos.

Y es que al parecer la historia se repite y en este caso Vox y Abascal se convirtieron en nuevos conquistadores que no solo vinieron por el apoyo panista. De acuerdo con diversas fuentes como el periódico El Universal y el País, los ibéricos no solo se fueron con las firmas de los políticos panistas en sus maletas. Tal escándalo parece haber significado solo una cortina de humo que puso en segundo plano el verdadero triunfo de los ultraderechistas; el inicio del posicionamiento de la marca Vox en lo que llaman iberósfera.

Según los medios señalados el partido español solicitó su registro ante el Instituto de la Propiedad Industrial (IMPI) en México, con lo cual la podrían utilizar haciendo negocios, operaciones comerciales, alquiler de tiempo publicitario, o de manera concreta, le permitiría operar a sus anchas en el país más influyente de latinoamérica (o de la iberósfera) como empresa o como partido político.

Así, al parecer el dicho de la legisladora queretana Elsa Méndez, parece más realista que las disculpas de los senadores del PAN, cuando declara ufana a los cuatro vientos: tiemblen progres, muy pronto tendremos Vox en México.

La forma de organización de Vox no es distinta a la del PAN, es cierto, pero tampoco lo es a la del PRI, a la del PRD, a la de Morena, a la del PP o a la de PODEMOS, porque todos ellos tienen en común que nacieron adheridos a la democracia liberal y, por tanto, son inherentes al sistema burgués les guste o no, lo acepten o no, lo reconozcan o no.

Esta gente-usa conceptos como de democracia, libertad, familia, estado de derecho, comunismo, para establecer distinciones ideológicas, pero a estos showman’s y show-woman’s les hace falta más Althusser y menos twitter para hablar de comunismo, ni se diga para luchar en su contra, para eso les faltan poderes de materialización. No son capaces de entender que ellos mismos y la “ideología” que defienden, o con la que lucran, son producto de un sistema económico que los utiliza para fortalecerse, porque a medida que esta falsa e irreal lucha ideológica se polariza se garantiza la permanencia del único poder real; el capital.

No, Brasil no dejó de ser capitalista, ni Bolivia, ni México dejará de serlo y Cuba siempre lo ha sido. Pero esto no lo podrán entender ni los firmantes ni los críticos mientras sigan en su carrusel de oportunismo, porque la incompetencia no es una enfermedad que curen los destellos del funcionalismo ni la arbitrariedad burocrática. No, ser funcionario público no te hace competente.

Lo que tiene en común el Foro de Madrid, el Grupo Puebla, el Foro de Sao Paulo, la fundación Disenso, et al, es que todos son demócratas liberales burgueses cuyo objetivo es disfrazarse de “sociedad civil” (que no de sociedad proletaria), para seguir conquistando el voto de las mayorías en el método propio de la democracia. Una verdadera revolución ideológica no se obtiene firmando cartas o quemando biblias, sino trastocando las formaciones orgánicas de producción, pero ellos no lo pueden comprender porque son más que una vergüenza, son unos demócratas.

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