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LA FILA EN LAS TORTILLAS

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Rafael G. Vargas Pasaye

La cotidianidad de la vida en ocasiones nos hace olvidar, o al menos a no comentar, cómo es que llegamos a utilizar ciertas herramientas, o adoptar algunas actitudes. Pongamos por caso el de los cubiertos o la vajilla.

Norbert Elias en su obra El proceso de civilización (FCE, 1987) hace un análisis que nos invita a pensar en los mecanismos de control y autocontrol, baste con mirar parte del índice de su obra: El consumo de carnes; Cambios en las actitudes frente a las necesidades naturales; Sobre el modo de sonarse; Sobre el modo de escupir; El comportamiento en el dormitorio; Las transformaciones de la agresividad, por citar algunos.

Vale la pena hacer la pausa, y más en medio de la pandemia mundial en la que todavía nos encontramos, para preguntarnos cómo llegamos a esto de usar cubiertos, cómo pasamos de comer por sobrevivencia, a hacerlo un ritual donde en más de un domicilio debe lucir la vajilla costosa para mandar un mensaje de poder o control.

Cómo es que un día comenzamos a hacer fila para llevar orden o turno, para pagar algo, para las tortillas, para ingresar a un lugar. Quién tuvo la idea, cómo fue aceptada, adoptada y probablemente adaptada para que ahora, en pleno siglo XXI lo sigamos haciendo pero con el plus del metro y medio de distancia para cumplir con los protocolos de salud.

En qué momento pasamos de cubrir el cuerpo por un tema de sobrevivencia por el clima, a darle forma a las prendas y luego claro, el tema de la mercadotecnia con las firmas de renombre y precios exorbitantes, pero al final cumple la misma función de sobrevivencia y de control.

Quizá por eso no valoramos procesos que hoy parecen naturales, por ejemplo el de la puesta de un proceso electoral para elegir a las autoridades que nos gobiernan. No es un asunto menor y se requiere de participación, de recursos y de voluntad.

La organización recae en un instituto estatal o federal que tiene la responsabilidad de organizar, capacitar, generar las condiciones para que los partidos políticos e interesados independientes formen parte de ese momento histórico, que retomando a Elias, hace que pasemos de la agresividad y la violencia a una mayoría que vota por la opción de su gusto.

La voluntad la ponen los involucrados, en ocasiones sobre todo en México, donde no es una obligación sino un derecho el acto de votar, los porcentajes de participación son bajos en comparación del gran esfuerzo e inversión que se hace alrededor del proceso electoral mismo.

Y claro, el tema de los recursos humanos y económicos, estos últimos garantizados por el estado. Por ello llama la atención que el Gobierno de Nayarit declare que no tiene recursos para cumplir con esta parte en el proceso electoral que ya está corriendo. Hay que estar atentos para la solución venidera, y valoremos todo el proceso por lo que es y lo que vale. Y lo que puede costar su abaratamiento.

@rvargaspasaye

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