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¡En México no pasa nada!

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Cada vez son más los gobernantes que acusan a los medios de comunicación de manipular las mentes de todas y todos con sus críticas hacia acciones y omisiones de su gobierno. Luego los vemos protestar porque su agenda de gobierno no obtiene la atención absoluta de todos los medios. Para esos gobernantes, la única agenda importante es la propia. El poder vuelve agrio el carácter y estos gobernantes del nuevo populismo, se quejan más que la generación previa de populistas del trato que reciben de la prensa, el cual quisieran que fuera de aplausos y alabanzas exclusivamente. 

Se han vuelto cotidianos los pleitos abiertos entre presidentes populistas contra periodistas en lo individual y con medios de comunicación. Se les busca arrodillar y someter. 

La agrupación Artículo 19 registró 696 ataques contra la prensa en México durante todo 2022. Es decir, el cuarto año del acutal gobierno federal. Según los datos del informe “Voces contra la indiferencia” el 2022 ha sido el año más violento para la labor periodística desde que se arrancó este registro allá por en el año 2007.

Lo que significa un aumento de 329.63% de incremento en comparación con el cuarto año del gobierno de Felipe Calderón (162) y del 63.38% respecto al mismo periodo del sexenio de Enrique Peña Nieto (426).

El mismo informe es contundente: “Durante el cuarto año de Andrés Manuel López Obrador se agredió a la prensa cada 13 horas, mientras que en el mismo periodo de las dos administraciones pasadas la frecuencia fue de 21 y 55 horas, respectivamente”. 

El 2022 es trágico para el periodismo en México, pues se posicionó como el país más letal para la prensa en el continente con cifras similares a las de países en guerra, como Ucrania.

Los mandatarios populistas quieren prender la televisión y que esta sea un templo donde se repitan sus frases e imágenes, todo el tiempo en todas las pantallas sin importar tamaño. Hay que recordar que todo presidente populista tiene su programa tipo talk show, cadenas nacionales casi permanente o una conferencia de prensa todas las mañanas. Hay que recordar al difunto presidente venezolano y su “Aló Presidente» desde donde marcaba la agenda mediática. 

En México, todas las mañanas tenemos un monólogo de propaganda, mentiras y engaños, según estudiosos del tema que ya hemos citado en editoriales previos, pero más allá de eso, en la famosa mañanera presidencial, desde que se transmiten, hay una constante: La promesa de que el futuro será mejor y se eleva al presente como la mejor época, esa que (para ellos) demuestra que no son iguales a los gobernantes del pasado, son mucho mejores.

Según cifras de Adriana Amado en su libro “Política pop”, cuando el ídolo populista de muchos, gobernaba en Venezuela, entre los mensajes que dio entre los años2000 y 2006, el 60% de las frases se refería al futuro, el 29% al pasado y solo el 11% hablaba del presente.

Si Luis Estrada (de la consultora SPIN) o algún otro consultor que documenta y estudia las mañaneras presidenciales mexicanas, cataloga las frases del mandatario mexicano, le aseguro que tendremos una cifra similar o, quizás, una superior, pues puede que el alumno haya superado al maestro. 

La tragedia en la “cárcel migratoria” del Instituto Nacional de Migración mexicano que le ha dado la vuelta al mundo entero, ha sido muestra clara de que en México se vive un nuevo populismo: Cuando la realidad choca intensamentecon la propaganda oficial, todo se resuelve al negaracontecimientos incómodos para la narrativa oficial. 

Mandatarios populistas como el mexicano, se creen sus propias mentiras sobre sus (supuestos) súper poderes y piensan que la negación será suficiente borrador para una tragedia como la sucedida hace unas semanas en Ciudad Juárez o años atrás en la línea 12 del Metro de la Ciudad de México. 

Una vez que utilizan a la negación como borrador, viene la segunda etapa: la conspiración. Toda crisis, tragedia o desastre natural busca desestabilización del gobierno y se construyen villanos para atacar con todo el derecho de agresión. 

Posteriormente se protege a las y los funcionarios involucrados y se privilegia la agenda electoral sobre cualquier cosa. Se les limpia y la culpa va a los últimos peldaños de la cadena burocrática: desde la pandemia hasta la tragedia de migrantes en Ciudad Juárez. 

Y la etapa final es reforzar la narrativa de que “aquí no pasa nada malo, sólo lo bueno”. De ahí tenemos frases tan gastadas como “vamos bien”, “nuestros adversarios quieren que nos vaya mal” y otras tantas que a muchos aburren, pero que la fanaticada populista de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, llena de éxtasis y energía para combatir hasta humillar a quienes el mandatario populista señale como enemigos. 

ESPRESSO COMPOL

Ha sido una semana extraña en la que en la conversación pública dominaron rumores, dimes y diretes sobre la supuesta boda de la gobernadora de Chihuahua Maru Campos. A lo que ella, bien contestó, que, si ella fuera hombre en el poder, su vida amorosa no sería tema. Caso que lo demuestra es el de Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México, quien se casó estando en el poder y no ocupó tanto espacio en la conversación pública. Sin duda alguna, nuestra cultura debe abandonar estas conductas machistas.

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