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El insidioso encanto de la estupidez

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

La mentira es uno de los negocios más rentables y añejos de la humanidad. Por algo
están escritos en las Tablas de la Ley que recibió Moisés, según el relato bíblico. La
mentira es tan ancestral como nuestra especie misma. Todos hemos mentido en mayor
o menor escala y a usted le han mentido en cantidades ínfimas o gigantescas.
 
La mentira siempre ha estado ahí y detrás de ella, alguien le saca provecho.
 
Todos los días, los medios de comunicación se encargan de publicar que tal político
afirma que otro político miente. Y luego llega la reacción de otro político que dice que
los anteriores mienten. Total, que es una de mentiras entre políticos que ya no
sabemos dónde está la mentira inicial. En la clase política, la mentira está en el ADN de
su imagen pública, para desgracia de aquellos políticos honestos, que no es mentira, sí
existen.
 
Pero no sólo los políticos mienten. Lo hacen los curas, reverendos, ministros religiosos
de toda índole; profesores, alumnos, intelectuales y empresarios también mienten.
Quizás por ser prohibida en todas las variantes religiosas, es que la mentira es
atractiva para el ser humano.
 
El empresario ha encontrado en la mentira una industria desde hace siglos. Lo siguen
haciendo y eso ha derivado en legislaciones para evitar la publicidad engañosa y
fomentar que el empresario diga la verdad en su publicidad sobre su producto o
servicio.
 
Como cada año (que en México casi todos son) electoral que ha comenzado, la mentira
será la constante en las campañas de Edomex y Coahuila. Y no tomará forma de
promesas que suenen tan mágicas como emanadas del mundo de la fantasía ha
encontrado una forma de fusionarse con la actividad periodística para dar vida a las
noticias falsas, esas que fueron noticia durante toda la campaña de Donald Trump y en
los albores de su presidencia.
 
Los mexicanos hemos sido testigos de las noticias falsas, rumores y mentiras en los
últimos días, en la batalla por llenar los vacíos que dejo el gobierno federal sobre la
salud del presidente.

La política y la medicina no están tan separadas. Hemos visto a lo largo de los años, a
algunos médicos incorporarse a la política, tanto a nivel local, nacional e internacional.
No hace mucho San Luis Potosí tuvo un gobernador médico; Chihuahua ha tenido a
algunos candidatos e incluso presidente del Instituto Estatal Electoral.
David Owen es un caso de esos. Neurólogo de profesión y político por circunstancia
fue miembro del parlamento inglés y ministro de relaciones exteriores con dos primeros
ministros.
Por más de 40 años ha dedicado a estudiar la relación entre la salud y los políticos que
toman las decisiones.
Su obra más célebre, el libro, “En el poder y la enfermedad” analiza a varios jefes de
Estado del mundo y si, su salud, afectó la toma de decisiones. “Tanto para políticos
como para médicos, la competencia y la capacidad de hacer juicios realistas acerca de
lo que pueden y no pueden lograr son atributos esenciales. Todo lo que empañe ese
juicio puede hacer un daño considerable”, dice en la introducción.
Esto a colación por la crisis que el gobierno de López Obrador enfrentó en días
pasados tras anunciar que el mandatario mexicano había contraído COVID19 de nueva
cuenta y que fue desmentido por un periodista yucateco y testigo del desvanecimiento
físico de AMLO. Su versión contradecía totalmente a la oficial y se hizo viralísima.
¿El poder enferma? Es una de las reflexiones obligadas después de leer a David
Owen. Seguramente. Las y los gobernantes son electos para tomar decisiones muy
complejas y soportar presiones inhumanas. Y para sorpresa de muchos, ¡nuestros
gobernantes son de carne y hueso!
Esto significa que el COVID19 los contagió en plena pandemia, que se pueden resfriar,
les duele la cabeza, se pueden intoxicar con algún alimento y que se cansan, también.
¿Es correcto esconder algún padecimiento de algún gobernante? No. Como lo pudo
comprobar López Obrador. Es mejor salir con la verdad.
En Estados Unidos, la salud de los candidatos y de los gobernantes es un tema que
define elecciones. Lo veremos conforme se intensifique la actividad electoral en el
vecino país del norte.
“Me han interesado en particular las consecuencias de la enfermedad en jefes de
Estado y de Gobierno a lo largo de la Historia. Estas dolencias suscitan muchas
cuestiones relevantes: su influencia sobre la toma de decisiones, los peligros que
conlleva el mantener en secreto la dolencia; la dificultad para destituir a los dirigentes
enfermos, tanto en las democracias como en las dictaduras, y, no menos que todo esto,
la responsabilidad que las afecciones de los altos dirigentes hacen recaer sobre sus
médicos. ¿Deben éstos lealtad exclusiva a su paciente, como sucedería normalmente,
o tienen la obligación de tener en cuenta la salud política de su país?”, este fragmento
del libro de Owen, nos pone a reflexionar sobre el papel de los médicos que tratan a un
gobernante, a quienes por lo general, ignoramos.

Justo, Owen habla de los peligros de ocultar la enfermedad de algún gobernante.
Peligros, no beneficios.
También hace referencia a que el poder genera locura, de que el poder de mando
impide a menudo pensar, de que la responsabilidad del poder muchas veces se
desvanece conforme aumenta su ejercicio. “La general responsabilidad del poder es
gobernar de la manera más razonable posible en interés del Estado y de los
ciudadanos. En ese proceso es una obligación mantenerse bien informado, prestar
atención a la información, mantener la mente y el juicio abiertos y resistirse al insidioso
encanto de la estupidez. Si la mente está lo bastante abierta como para percibir que
una determinada política está perjudicando en vez de servir al propio interés, lo
bastante segura de sí misma como para reconocerlo, y lo bastante sabia como para
cambiarla, eso es el súmmum del arte de gobernar”, refiere Owen a la ganadora del
Pulitzer Bárbara Tuchman.
Juicio abierto y evitar el insidioso encanto de la estupidez. Ese que lleva a ocultarle
cosas a a la ciudadanía, a mentirle y que implosiona gestiones completas.
ESPRESSO COMPOL
Y es precisamente en las redes sociales, donde las noticias falsas encuentran su mejor
área de oportunidad y se debe a algunos factores como la pereza mental todas las
generaciones de internautas, que han perdido su filtro para distinguir mentiras de
verdades, noticias falsas de información verificable.

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