Rafael G. Vargas Pasaye
Karoline Leavitt debutó como vocera del presidente Donald Trump en el ala oeste de la Casas Blanca, donde se dan cita los periodistas para las concurridas conferencias de prensa, lo hizo a sus 27 años, siendo así la vocera más joven en la historia de la institución. Su misión de acuerdo con Beatriz Pascual Macías en una nota de la agencia EFE es “ser una firme defensora de Donald Trump, combinando contundencia con una sonrisa”.
Su primera labor fue anunciar la modificación de la sala de prensa. Recordó un poco el caso mexicano de las “mañaneras” pues ahora hay espacio para influencers de redes sociales, podcasters, blogueros y representantes de nuevos medios quienes estarán localizados en el lateral de la sala. No es nuevo este intento de integración, el hijo de Trump ya les había dado peso a estos nuevos participantes de la fauna comunicativa en la campaña electoral.
“Abriremos esta sala de prensa a nuevas voces mediáticas que producen contenido informativo y cuyos medios no estén representados en estos asientos”, dijo. Y además, Leavitt no dudó en entrar a intercambios tensos con reporteros de grandes cadenas y diarios estadounidenses. Pero lo hizo con una sonrisa, citando la nota de EFE, “manteniendo un tono de voz contundente pero calmado, y respondiendo con agilidad, apenas consultando el fichero que llevaba consigo”.
El tema de la verdad no faltó, ella prometió decirla pero al mismo tiempo pidió a los medios que también la digan, la informen, sobre todo tratándose de lo hecho o dicho por el presidente de EEUU, de quien dijo, la suya será “la Administración más transparente de la historia”. Ese recurso del populismo de encapsular en un término todo lo grandilocuente que se puede.
Leavitt, a quien Trump describe como “inteligente y dura”, buscó un espacio para llegar al congreso pero fue derrotada, sin embargo sus propuestas desde entonces reflejan lo que Trump desea se posicione en la opinión pública.
