Luis Rubén Maldonado Alvídrez
En mayo pasado revivía un muerto político: el Partido Encuentro Social, fundado por el impresentable Hugo Eric Flores de la mano del tribunal estatal electoral, rehén de la tiranía de Javier Corral.
No se puede calificar a los magistrados del tribunal electoral estatal como buenos o malos, simplemente, sólo como víctimas de las circunstancias; las de un gobernador necesitado de votos en el congreso y capaz de regalar el registro de un partido político a un partido que dejó de existir desde el 2018.
No me sorprendió el sondeo hecho por BBL Comunicación en el cual el 75% de los chihuahuenses desconce la existencia del Partido Encuentro Social, lo cual sorprende porque logró la misma cantidad de diputados que el PRI en la actual legislatura local, todos ganaron por tierra.
La poca gente que identifica al Partido Encuentro Social, tiene una pésima imagen de el. Es la peor percepción que tienen (al menos en la capital del estado) de un partido político y lo sorprendente es que fue uno de los partidos que abanderó a López Obrador en su camino a la prejidencia.
El PES nunca fue un imán de votos. El nefasto Hugo Eric Flores engañó al entocnes gobernaodor César Duarte de su atractivo electoral y dicho partido respaldó a Enrique Serrano en el 2016. Al no obtener más que el registro necesario para obtener un diputado local (el cual fue más que mediocre en su desempeño), vía su corrupto presidente nacional, vendieron su alma cristiana al diablo chairo.
El PES, partido de recatadas costumbres, apoyó a una coalición electoral que representaba la antítesis de sus postulados partidistas. Pero, lo importante era ser lacayos del poder.
En Chihuahua, un partido que logró un plurinominal que se vendió totalmente al gobernador Corral por migajas, logró cuadruplicar su presencia en el legislativo, empatando al PRI, con cuatro diputados.
Sin embargo, al no lograr la votación necesaria del 3% no lograron más diputados por la vía plurinominal y conformaron una bancada de legisladores que ganaron de puro milagro, arrastrados por la inercia de Andrés Manuel López Obrador.
En menos de un año, el PES lleva dos coordinadores parlamentarios: primero Marisela Sáenz y luego, tras un golpe de estado, llegó Misael Máynez, quien parecía haber logrado un control, hasta que surgió el tema de recuperar registro local del partido cristiano de supuesto encuentro social.
De inmediato, el PRI de Omar Bazán y comandado en el Congreso del Estado por Rosa Isela Gaytán, impugnaron la decisión del Tribunal Estatal Electoral y del Instituto Estatal Electoral de revivir a un partido muerto, a causa de la nula votación estatal.
El tiempo pasó y le dio la razón al PRI y los otros partidos que se sumaron a la impugnación legal al registro del PES; en días pasados, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio la razón a los partidos que se opusieron al regreso del PES, lo cual complica el escenario para los diputados que se pelean el control en el congreso y de lo que queda de ese partido sin registro.
Los cuatro diputados que ganaron por el PES hoy no tienen partido y tendrán que obedecer la ley o sumarse a alguna otra fracción.
El morbro político es mucho: ¿quiénes se venderán al PAN o a MORENA? ¿Quiénes se quedarán como independientes?
Lo cierto es que, en el pleito por el PES entre Misael Máynez y Marisea Sáenz por el control del encuentro social, perdieron todos.
ULTIMALETRA
Una vergüenza como por los caprichos del gobernador, queda evidenciado el Tribunal Estatal Electoral, cuya sentencia fue desechada por la instancia superior y será ratificada por la sala superior. Luego los panistas se quejan que AMLO gobierna por capricho y Corral está igual.
luisruben@plandevuelo.mx
