Raúl Estudillo
Como decía el conservador británico Paul Joseph Watson en un video publicado
en su canal de YouTube el año pasado, ser conservador es cool, “El conservadurismo es la
nueva contracultura”. Tenía razón, no porque fuera un super analista político o algo así, era
un tendencia, obvia, además.
Personalmente veo esto como algo muy peligroso. ¿Por qué? Se preguntarán muchos, y el
problema es que actualmente vemos una polarización irracional en ambos bandos de ésta
batalla ideológica por occidente, polarización infantil. Estamos produciendo (igual que la
izquierda) un montón de gente sin ideas realmente propias que, lo único que hacen es
seguir la nueva moda que los hará cool frente a sus amigos, los hará únicos y diferentes.
Actualmente, ¿quién no quiere ser políticamente incorrecto? Eso es de chicos malos y todo
mundo sabe que las chicas aman a los chicos malos.
Muero de risa y vergüenza ajena cada que veo a un “derechista” moderno repetir el
discurso de los influencers políticos de internet, con exactamente las mismas palabras. No
piensan, repiten. Dicen que las feministas y demás especímenes progresistas sólo son
adolescentes sin identidad y clara falta de atención que, buscan seguir una ideología para
sentirse parte de algo y poder tranquilizar esa sensación de vacío existencial. Tiene sentido
por la manera en la que se comportan, es más, es totalmente cierto.
Es común ver a estas personas presumiendo sus ideas que son evidencia de sus “mentes
abiertas”, el trapo verde abortista, su orientación sexual o incluso su identidad de género
que forma parte de las mil que, la comunidad que no mencionaré tiene en el catálogo. Los
derechistas modernos se burlan de eso, cosa que, al igual que ellos, disfruto mucho hacer.
El problema es que cuando volteas a ver a la derecha, el bando serio y maduro de ésta
batalla, te encuentras con (muchas veces) lo mismo, personas presumiendo el trapo azul, para que todos vean lo geniales que son, incluso algunos llegando al ridículo de tildar de
“progre” o no merecedor de ser derechista, a personas sólo por cometer el pecado de no
amar ciegamente al influencer político al que ellos idolatran.
Otro gran problema respecto a esto, que está relacionado con lo ya mencionado, es que el
conservadurismo se puso de moda apenas éste ganó algunas cuantas batallas. Falta
mucho por ganar para recuperar occidente y el movimiento ya se está saliendo de las
manos. Si a un barco dañado que navega por una tormenta, se le agrega una tripulación
inexperta y varios capitanes que se peleen constantemente el mando, el resultado es
terrible, terminará hundiéndose.
El barco dañado es la derecha, la tormenta la izquierda, la tripulación son los derechistas a
los que critico. Por último, los capitanes que pelean el mando, son los diversos
movimientos de derecha formados por ciudadanos y los influencers políticos de internet que constantemente pelean por el liderazgo de la derecha, pelan los reflectores.
Ser derechista es muy mainstream.