Rafael G. Vargas Pasaye
La administración del gobierno del Presidente Andrés Manuel López obrador se ha especializado en generar enemigos, adversarios y culpables. Lo que le ha fallado son las formas pues casi todo se hace desde el púlpito de la conferencia mañanera y deja de lado los aspectos legales, antepone pues el hígado y lo mediático.
Desde hace tiempo no está tranquilo cuando dice que está todo bien, de manera casi natural al mismo tiempo surge un nuevo enemigo, no ya la corrupción ni inseguridad que parece ser permanente, sino que de buenas a primeras un día se señala que el nuevo enemigo es un grupo de bots, o los periodistas y después son hackers que atentan contra Pemex y luego en el grupo de senadores que no deja que quede alguien afín a él asuma el cargo de Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (aunque manche a la institución el proceso y la persona), en fin es una lista larga porque el gobierno de Andrés Manuel no está conforme o no está a gusto si no está en conflicto con alguien, esa en su esencia.
Lo cual de suyo es peligroso porque a final de cuentas seguirá entonces alimentando su discurso de división donde están los conservadores y lo que, se supone, es la contraparte los liberales, o dicho de otra forma, por un lado quienes son afines a su proyecto, y por otro quiénes son más críticos y le señalan los errores, las pifias y las fallas que naturalmente tiene.
Interesante analizar cuando se radicalizan el presidente y sus muchos apoyadores, pues es allí cuando parece que no existe nada más. Incluso llega a tintes de ser una estrategia para desviar la atención de otros temas, el botón reciente es el tema del asilo a Evo Morales, acción que como era natural causó polarización, pero si era un objetivo, se logró desviar de nuevo la atención de otros temas importantes.
Tal vez la oposición debe pensar con mayor frialdad (que no lentitud) y no actuar a manera de reflejo, con un sentimiento y con una pasión perdiendo los estribos. Los jaloneos en la Cámara Alta y los conatos de golpes en la Cámara Baja son una mala señal para el país, y para los acuerdos (y el halo del slogan “Legislatura de la paridad de género parece un adorno).
Las acusaciones tienen que dar un paso adelante porque de otra forma entonces las conferencias mañaneras solamente serán el púlpito desde donde el presidente y los suyos señalen la cuenta a sus adversarios, a sus culpables, a sus enemigos. No debemos olvidar también que el crecimiento económico se ha estancado, que la inseguridad sigue con números crecientes y que las encuestas empiezan a reflejar el desgaste de poder que nunca había enfrentado Morena.
Son tiempos de tener paciencia también. Pues en la definición del Presupuesto federal del próximo año, nadie quiere estar en el lado equivocado de las querencias de quien toma las decisiones.
@rvargaspasaye