Dr. Carlos Díaz Abrego
¿Cuál es la causa de esta violencia e inestabilidad que vivimos en nuestro país? Estoy convencido que en gran parte el resultado del rápido cambio social y de la veloz movilización política de nuevos grupos, junto con el lento desarrollo de las instituciones políticas, incluidos los partidos políticos que se encuentran inmóviles ante las nuevas condiciones sociales del país.
“Entre las leyes que rigen a las sociedades humanas –señaló Alexis de Tocqueville- hay una que parece mucho más precisa y clara que todas las demás. Si los hombres quieren seguir siendo civilizados o llegar a serlo, el arte de asociarse debe crecer y perfeccionarse en la misma proporción en que aumenta la igualdad de condiciones”. La inestabilidad política, social y económica que padecemos deriva precisamente de la falta de cumplimiento de esta circunstancia: la igualdad en la participación política evoluciona con mucho mayor rapidez que “el arte de asociarse”.
El cambio económico y social que nos está imponiendo el actual gobierno federal, amplían la conciencia política, multiplican sus demandas, ensanchan su participación. Estos cambios socavan los fundamentos tradicionales de la autoridad mexicana y las instituciones políticas tradicionales y complican tremendamente los problemas de la creación de nuevas bases de asociación e instituciones políticas que unan la legitimidad a la eficacia, es el caso de la Guardia Nacional.
Los ritmos de movilización social y el auge de la participación política a través de nuevos canales como las redes sociales son elevados; los de organización e institucionalización políticas, son bajos. El resultado es la inestabilidad, el desorden y el caos que estamos viviendo. El principal problema de la política es el atraso en el desarrollo de las instituciones políticas que deben respaldar los cambios económicos y sociales.
Las “benditas redes sociales” como las ha llamado el presidente AMLO, siempre las manipulo y hasta las financió con recursos públicos a través de su movimiento político y social MORENA y ahora en el poder hace exactamente lo mismo, logrando atraer esa movilización ciudadana como instrumento de apoyo a sus programas sociales y utilizándola como perros de presa contra aquellos grupos o personas que son contrarias a sus posiciones políticas. Y cuando esas mismas y “benditas redes sociales” se perfilan a criticar al presidente y a su gobierno, chilla e inculpa a diestra y siniestra.
Ante la continua escalada de violencia social que vivimos en todo el territorio nacional, el gobierno de los E.E.U.U., ha ofrecido de manera clara, directa y formal al aprendiz de gobierno de López Obrador, su participación por medio del ejercito estadounidense para parar y contener a los carteles de la droga en México que gobiernan y operan en todos los estados de nuestro país.
Esa carencia de autoridad federal que vivimos y los nulos resultados de políticas populistas contra el enemigo número uno de todos los mexicanos, la inseguridad, esta haciendo posible la intervención militar de los E.E.U.U., para solucionar lo que no resuelve e incluso, impulsa y estimula el actual gobierno de la república : el crimen organizado.
La historia universal demuestra en forma concluyente que los gobiernos de izquierda o socialistas no son mejores que los liberales en lo que se refiere a atenuar el problema del hambre, la desigualdad, mejorar el estado sanitario de la población, incrementar el producto interno bruto nacional, crear industria e inversión extranjera y promover el bienestar al máximo.
Pero una cosa que los gobiernos de izquierda saben hacer: disponer de autoridad efectiva para ello. Su ideología les proporciona una base de legitimidad y la organización partidaria les da el mecanismo institucional para movilizar el apoyo necesario y llevar a cabo su política. Derribar el gobierno en muchos países así es tarea simple: basta un batallón, dos tanques y media docena de generales. Es lo que tiene miedo nuestro presidente. Por ello habló de un posible golpe de estado.
El verdadero desafío del actual gobierno no consiste en que sean muy hábiles para hacer gobierno.
¿No cree usted?