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Trabajo infantil o infantes con iniciativa

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Jesús Labrador

Hace unos días conocí a Octavio, en el paradero de lanchas que le llaman la «U», en San Blas. Lo vi con un achicador en la mano (el achicador es un bote de cloralex vacío y con un corte que le permite funcionar como una jicara) estaba sacando el agua de la lancha que llevaba por nombre «La Norma», inmediatamente pensé que estaba ayudando a su papá a limpiar el bote pesquero.

Continué con mis actividades, después de un momento me volví a topar a Octavio, esta vez estaba limpiando a «Carmela», otra lancha de pescadores, en ese momento ya no pensé que fuera hijo del otro lanchero.

Por ahí andaba un señor en bicicleta y le pregunté ¿Cómo se llama el niño?
– Octavio
¿Por qué limpia las lanchas?
– Pues viene y les ayuda aquí a bajar el pescado y lavar las lanchas, y ya le dan una propina.

Octavio seguía limpiando a «Carmela», ahora con otro achicador color amarillo, supongo que en cada lancha tienen uno distinto.

Momentos después los pescadores dueños de la lancha comenzaron a llenar unas taras con los pescados que había adentro de la lancha.

Octavio metía medio cuerpo en un tinaco rotoplas de donde sacaba enormes pescados, de esos que les llaman Dorados. Los pasaba a los pescadores y estos; a su vez llenaban la tara.

Resulta hasta gracioso ver a un niño tan delgado sacar esos peces que casi lo alcanzan en tamaño. Al final de la pequeña jornada los pescadores se llevan las taras llenas a la báscula para vender la mercancía, de pronto Octavio grita ¡Aquí quedó uno! ¿O se va a quedar pa’ la «Gaviota»?

Inmediatamente pienso que es un pescado muy grande como para que se lo coma una «Gaviota», le pregunto al señor que antes me había dado el nombre de Octavio ¿A poco le van a dar a la «Gaviota» ese pescado?

El hombre se ríe y me comenta -la «Gaviota» es el niño, a veces los pescadores les regalan un pescado a los ayudantes, lo venden y les va mejor que si les dan propina-.

Definitivamente es una frase que me tengo que llevar para Tepic, pensé.

Me pareció muy graciosa la expresión de Octavio, y admirable su dinamismo e iniciativa al trabajar, me recordó mucho a mi cuando era niño, que pasaba mis tardes y mis días sábados ideando como ganar dinero, hice tantas cosas como vender palomitas, pintar casas, cortar el pasto de los vecinos, vender chatarra. Supongo que si yo hubiera nacido en San Blas, también hubiera sido «Gaviota», como Octavio.

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