Nayar Araiza López
La Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) siempre es tema en las conferencias de prensa del Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, pero no se debe de continuar contextualizando el pasado con el presente. Es verdad que han sido muchas las irregularidades administrativas y los errores de orden político interno, pero los responsables tienen nombres y apellidos, algunos con carpetas de investigación, corresponde a la autoridad encontrar a los culpables de los quebrantos.
Hay que destacar y puntualizar, que los cambios se están impulsando y la actual Rectora Norma Galván Meza, está haciendo las cosas bien, poniendo a disposición de las autoridades la información que se ocultaba en el pasado. También es falso que no se esté haciendo nada para mitigar la crisis y optimizar recursos, está en marcha un riguroso plan de austeridad y medidas financieras para controlar la crisis, detectar simuladores laborales, pero todas las decisiones de la administración universitaria, tienen sus procedimientos y tiempos que se tienen que cumplir dentro del marco legal para que sean válidos.
Tampoco se tiene que involucrar la vida privada y familiar de la Rectora y los funcionarios universitarios, mucho menos excederse en el escarnio de quienes han sido dirigentes estudiantiles, además de quitarse el estigma que la FEUAN «manda» porque eso no es verdad, ya que todos los expresidentes de esta organización una vez que concluyen, desaparecen del escenario.
En la Universidad Autónoma de Nayarit la que ejerce la autoridad y el mando administrativo es la Rectora y nadie más, validando sus acciones a través del Consejo General Universitario.
La UAN es más que las especulaciones realizadas al calor del rencor y la frustración política, de todos aquellos que anhelan que la institución colapse o han aspirado a controlarla. En la universidad se hace docencia, investigación y extensión de la cultura, sus indicadores académicos están en el mejor momento de su historia, eso sí es la UAN, no lo negativo que se hizo en el pasado y que algunos pretenden confundir a la opinión pública como que se hace en el presente.
Finalmente, es un espejismo y una mentira, afirmar que los trabajadores y docentes ganan sueldos estratosféricos, somos la institución de educación superior con el penúltimo salario más bajo del país, la clase trabajadora universitaria no somos culpables de la crisis, es más el ingreso no corresponde al trabajo realizado en las aulas. Va.