#EnPlanDeVuelo
Fabiola Lara García
Aún retumban en todo el orbe las palabras de Greta Thunberg. Ella es una adolescente de 16 años que habló directo y a la yugular a todos los políticos del del mundo que han asistieron a la cumbre climática en Nueva York.
¿Por qué seguimos escuchando su eco aún cuando la televisión o el celular están apagados?
La razón es muy sencilla, expuso la realidad que los líderes mundiales disfrazan o adornan en cada cumbre que trata de algún problema ambiental y les echó en cara el nulo compromiso con el cambio climático, que se agrava cada día más, quermos verlo o no.
Fue muy duro su discurso en la inauguración de la cumbre. Los videos del mismo le dan la vuelta al mundo.
Y ha causado aplausos y polémica, por supuesto. En estos tiempos, la polémica y el pleito son el deporte nacional de todos los países. Quizás deberían de incluirlo en los próximos juegos olímpicos.
Hace tiempo que se ha evidenciado el desastre climático del planeta. Desde Al Gore quien protagonizó el documental “Una Verdad Incómoda” en 2006 hasta el día de hoy, cuando una adolescente, nos está dando otra alerta más, que muchos se niegan a escuchar, como lo hicieron con el ex vicepresidente de los Estados Unidos.
El tiempo para revertir la situación se agota y la cumbre de Nueva York, otra vez, no arroja compromisos fuertes, ni acciones concretas.
Un insuficiente y ambiguo acuerdo entre 70 países fue el fruto de esa reunión de líderes. Creen que por firmar un documento frente a los ojos del mundo, todo está solucionado.
Ante el vacío que las generaciones hemos hecho en el tema, son los chavos más chavos los que están tomando conciencia y alzando la voz ante el problema que los países no son capaces de contener.
¿Debemos dados por vencidos?
Por supuesto que no. Pero de nada sirve que los líderes mundiales escuchen un discurso de unos minutos de duración, la aplaudan dentro de la corrección política pública; alaben a Greta y se vayan a su casa sin un plan que ejecutar pensando en el futuro del planeta.
Si seguimos sin ejecutar un plan, no tendremos mucho planeta que defender en el futuro, por más que los chavos griten, lo que tenemos que hacer es que nuestros líderes comprendan que el reloj del calentamiento global corre y no se detiene sólo por firmar un papel.