.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
Luis Rubén Maldonado Alvídrez
El ambiente se comienza a calentar con la aparición de José Antonio Meade y las reacciones no se hacen esperar: la clase dominante en el PAN está verde del coraje y el mesías López Obrador arrecia su estrategia de ataque contra el virtual nominado del PRI.
Pero, ¿qué pasa en aquellos estados donde el PRI dominaba y perdió su hegemonía en el verano del 2016?
Chihuahua, Tamaulipas, Aguascalientes, Veracruz, Nayarit eran estados que tenían muchos años con dominio absoluto del poder ejecutivo. En el caso de Chihuahua, sólo había perdido una sola ocasión, en 1992 con Francisco Barrio. En Nayarit el PRI había perdido solamente en 1999 con el padre del hoy gobernador con una gran alianza anti priista. Aguascalientes, al igual que Chihuahua, ya había tenido alternancia. Tamaulipas y Veracruz nunca habían tenido alternancia en su palacio de gobierno.
Ante el inminente proceso electoral federal, ¿qué deben de hacer los derrotados en un escenario como el de los estados mencionados?
Es un escenario apocalíptico en todos ellos: de tener todo a su favor, todo se volvió en su contra: los votos, percepción y confianza ciudadana. Fueron arrasados en las urnas por los electores que les habían dado su confianza en reiteradas ocasiones. Es decir, se confiaron, sintieron que tenían a los electores conquistados, seducidos, convencidos y no era así.
La desesperanza es el común denominador después de la derrota. Los adversarios son dueños de la agenda, del escenario político, gastan muchísimo dinero en guerra sucia en redes sociales y medios tradicionales. Se equivocan constantemente y son perdonados. Cometen tropelías mayores a las de sus antecesores y la opinión pública les perdona todo, absolutamente todo. Parece Parecen inmunes a todo ataque, como si tuvieran el mejor blindaje del mundo.
Como si los protegiera un muro de piedra o de acero.
¿Qué hacer en circunstancias así?
Atrincherarse y dar la batalla, al principio parecerá perdida. Pero, avanzando paso a pasito. Ganando una batalla a la vez, resistiendo y teniendo clara la estrategia para encontrar los puntos débiles de ese gran muro, que no por gigante es invencible.
Resistir y combatir con ataques certeros. Para que el día que se muro esté por caer, estar ahí para cosechar los frutos de la estrategia.
Así está el PRI en los estados mencionados.
Tiene que encontrar los temas que sean puntos débiles de los gobernadores que hoy ocupan el puesto que ellos perdieron, contrastar lo hecho con las promesas de campaña y señalar los errores, incongruencias y omisiones. Con método, sistema y estrategia lograrán debilitar el muro que hace la sombra de la derrota.
Es decir, hay que encontrar esos temas o causas, adoptarlos como propios y no soltarlos. Encontrar esas oportunidades microscópicas de inicio, que irán creciendo hasta ser una gran oportunidad, que permita al partido en la oposición, volver a zona de competencia.
El PRI tiene que resistir y estar listo para ese día que caiga ese muro. Pequeñas batallas diarias, construyen una gran victoria en la guerra.
Sólo con ejército unido, leal y disciplinado se logrará. Sin unidad ni estrategia, el hundimiento es seguro.
La resistencia hoy, es la clave del triunfo el día de mañana.
Ojalá los priistas de estos estados lo entiendan, si quieren ganar.
ULTIMALETRA
Existen en los partidos políticos quienes desde adentro minan las victorias pensando eliminar a sus adversarios internos en el presente para sobrevivir y secuestrar a sus partidos solamente para administrar las derrotas para beneficio propio. El beneficio personal, el talento individual no construye triunfos.
luisruben@plandevuelo.mx