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ÓMICRON: ENTRE LA CRISIS SANITARIA Y LA CRISIS INFORMATIVA

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Comunicación para el Bienestar

Vaya que este principio de año se nos ha pintado complejo a los mexicanos. La cruda realidad que se empieza a manifestar con el dilema del regreso de estudiantes a las clases presenciales y un 2021 que dejó un nivel de inflación que rebasa el 7 por ciento acumulado, no visto desde hace dos décadas. Y si todo esto fuera poco, el presidente Andrés Manuel López Obrador resultó de nueva cuenta víctima de la pandemia.

La perspectiva en México referente a la COVID19 hasta hace unos días, hacía suponer que todo era cosa del pasado y que sólo era cuestión de semanas o meses para que todo regresara a la normalidad. El semáforo epidemiológico llevaba semanas instalado en verde lo cual parecía que legitimaba la enorme circulación humana que se veía en las calles, sobre todo en los centros de las grandes ciudades del país y zonas turísticas.

Sin embargo, al inicio enero, el movimiento en hospitales y centros de salud indicaba que algo no estaba bien. Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, ya había adelantado la situación al suspender el festival que con motivo del fin de año se celebraría en pleno Paseo de la Reforma. Lenguaje en extremo contradictorio ya que la propia gobernante de la capital del país señaló que la suspensión fue una “cuestión preventiva al ver que hay un incremento de casos de Covid pero sin que esto signifique una alarma, sino una medida para evitar mayor número de contagios”.

Uno de los mayores engaños del cientificismo-político actual es que los números no mienten, quizá sea verdad, no lo hacen, pero sirven para que quienes los interpretan sí lo hagan, o para ocultar todos los “asegunes” que se esconden detrás de una gráfica.

Por ejemplo, de acuerdo con los datos oficiales del gobierno federal el 83 por ciento de los mexicanos ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna, el “asegún” es que dos dosis forman un cuadro completo y efectivo (hasta donde la palabra alcance) de protección y que, en un ejercicio de cruce de información con otras bases de datos como las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Statista y DatosMacro, el promedio de población vacunada es de 53 por ciento.

Estos números para el caso Ómicron no son para bajar la guardia ya que, de acuerdo con la OMS, en la semana del 27 de diciembre al 03 de enero, México registró 92 mil 179 casos confirmados, lo que representó un aumento de 139.2 por ciento respecto a la semana navideña, cifra ligeramente menor a la que se presentó en enero de 2021 cuando se reportaron 104 mil 900 confirmados, sin embargo, hace un año aún no había iniciado la campaña de vacunación. Mientras que el número de infectados que se reportaron en el informe técnico emitido por la Secretaría de Salud el 10 enero, sumó 33 mil casos en un sólo día.

El gobierno de México también ha dicho que esta variante no es grave en los vacunados y que no se espera que aumente el riego de mortalidad, sin embargo, los casos clínicos reportados por nuestro país no alcanzan para sostener estas declaraciones que resultan contradictorias a lo dicho por el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, quien ha dicho que Ómicron “está hospitalizando y matando personas, y ocasionando un tsunami de casos”.

Por otro lado, la OMS también reportó un aumento de muertes en nuestro país,124 más en una semana, es una tendencia a la que se le debe dar importancia luego de romper una secuencia de defunciones a la baja y que se une con el relajamiento de las medidas sociales y sanitarias en un país en el que sólo la mitad de la población está protegida por un cuadro completo de vacunación.

Datos que toman mayor relevancia si consideramos que, de acuerdo con Alejandro Macías, investigador e infectólogo mexicano, el escenario empeorará y, aunque no presentó datos o evidencias que así lo avalen, desde su experiencia estima que en las próximas semanas la mitad de la población en México estará infectada dada la rapidez con la que parece estarse transmitiendo la variante.

De la crisis informativa a la crisis sanitaria deambulando entre mensajes poco claros que invitan a la convivencia social y, al mismo tiempo, a cuidarnos de los contagios. Paradoja funesta en un entorno en el que se tiene que priorizar la salud de la ciudadanía, por lo que se requieren esfuerzos informativos verdaderamente estratégicos enfocados en el bienestar de la población, buscando que el sistema de salud no colapse y esté en posibilidad de encontrar la mejor salida ante la magnitud de esta circunstancia.

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