Dr. Carlos Díaz Abrego
Los movimientos estudiantiles no son cualquier cosa. Son movimientos muy, muy, muy serios que pueden desembocar y conectar aspectos fundamentales de gobierno, al grado de derribar instituciones constituidas legítimamente. Los movimientos estudiantiles pueden sacudir a la sociedad más conservadora.
Los movimientos estudiantiles son un impulso antisistémico y un formidable recurso para romper ataduras históricas, reactivan el antagonismo y dispersan procesos de organización, movilización, politización y radicalización. La insubordinación de los estudiantes de la Universidad de Guanajuato tiene un valor político que rebasa los límites de los resultados concretos obtenidos por el gobierno del estado.
Vamos por partes: En todo el estado de Guanajuato como en México, sabemos que la UG y su comunidad estudiantil, académica, administrativa y sindical son agentes dedicados a guardar su función original y dedicarse a las tareas de cada cual, sin generar conflicto alguno que no sea resuelto por la vía del diálogo y la negociación.
Nunca jamás la Universidad de Guanajuato se ha distinguido por ser una institución de choque generadora de conflictos sociales y políticos. Es más, no se recuerda en la memoria colectiva una marcha o paro como el que hoy vivimos en nuestro estado. Sin embargo, llevamos muchos meses escuchando lo que antes no se escuchaba: denuncias por parte de los estudiantes de abuso o acoso sexual.
Y las autoridades universitarias han sido ineficaces e ineficientes, como frívolas al no hacer el debido caso de estas denuncias estudiantiles. Se han dedicado a paliar políticamente las denuncias con medidas más administrativas y cosméticas que jurídicas y de prevención al interior de sus campus.
Pero hoy no es un caso que atañe solo el interior de los diversos problemas que guarda la máxima casa de estudios del estado, hablamos de un terrible fenómeno social que padece Guanajuato desde hace años, es el delito de feminicidio, donde ocupamos el vergonzoso segundo lugar en el país.
Una joven estudiante de licenciatura de nombre Daniela Vega, es privada de la vida por su pareja sentimental. Los familiares de Daniela, denuncian la desaparición, así como la comunidad estudiantil hacen lo mismo reclamando a las autoridades universitarias y del gobierno del estado tal situación. Como siempre, nadie hace nada en el momento.
Hoy más que nunca queda evidenciado que el “Golpe de Timón” por parte del actual gobierno del estado, es un gran fracaso como política pública y es más de lo mismo que representa el pasado inmediato de gobiernos anquilosados y cargados de ineficacia y corrupción.
Este movimiento estudiantil puede convertirse en un antes y un después de ineficaces funcionarios y políticas públicas plagadas de soberbia, prepotencia y menosprecio a la sociedad que un día si y otro también, son violentados en sus derechos individuales, al amparo del silencio e indiferencia de las autoridades de procuración de justicia y seguridad del gobierno del estado.
Si bien nada garantiza que las “abejas” sigan agigantándose en los próximos días y semanas, el vuelco espontáneo producto de la tragedia de una de las suyas y la concepción de conciencia que esta viviendo esta generación, es un acontecimiento lleno de esperanza para millones de guanajuatenses que ahora vemos en su movimiento la posibilidad de que el actual gobierno del estado de un giro de 180 grados, ya que a la sociedad no le hace caso. Que así sea.
La Verdad Os Hará Libres