Rafael G. Vargas Pasaye
La iglesia católica como institución desde hace muchos años viene sufriendo un tremendo golpe de realidad. Se nota en su ánimo, en sus deserciones, en sus conflictos internos, en sus problemas económicos, en sus figuras.
Por eso cuando Norberto Rivera Carrera entregó como marcan las leyes internas su separación por edad (75 años) está fue aceptada de inmediato y no se dio cabida a un minuto más de su dirigencia. El Papa Francisco miró a un integrante más de escritorio que de acción pastoral para su relevo: Carlos Aguiar Retes.
Nayarita de nacimiento (Tepic, 1950) ciudad donde fue ordenado en 1973, en junio de 1997 fue consagrado Obispo de Texcoco en el Estado de México, y en el año 2000 ocupó el cargo de secretario de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en donde también fue vicepresidente del Consejo para el cuatrienio 2003-2007. Para marzo de 2009 llegó al Arzobispado de Tlalnepantla, y su trabajo con diversos obispos de Latinoamérica le ayudaron a que lo nombraran presidente del CELAM para el período 2011-2015.
Apenas hace unos meses fue elevado al rango de Cardenal, lo cual de suyo ya lo hace elegible para ser “Papable” esto es candidato a ser el próximo Papa. Ahora, con este nombramiento como Arzobispo Primado de México, habrá que ver y analizar su desarrollo en términos de presencia mediática pues se espera un cambio en la imagen visible de la institución quizá más mesurada en su forma y en su fondo. Por el cargo se vuelve la figura más representativa de Nayarit en el ánimo nacional, por encima incluso de la clase política.
¿Cuál será el tono de su administración al frente de la grey católica mexicana?, una feligresía que en estos momentos atraviesa por diversos sentimientos, incluyendo el tema electoral que será la primera barrera con la que tendrá que lidiar, pues algunas voces han señalado su cercanía con personajes del gobierno federal actual.
Lejano parece ya aquél 1995 cuando Norberto Rivera Carrera era nombrado Arzobispo por el Papa Juan Pablo II, sucediendo al Cardenal Ernesto Corripio Ahumada. Y también lejano parece el anuncio que hiciera el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, cuando envió la terna con los candidatos a suceder a Rivera.
Lo pasado es historia, ahora es momento de que la iglesia católica mexicana entre en una nueva etapa en donde tiene que empezar por lo básico, entender y reconocer sus problemas para poder enfrentarlos.
@rvargaspasaye