Redacción Sentido Común
Paul Richard Alexander, falleció el lunes 11 de marzo a sus 78 años, la noticia la dio a conocer Christopher Ulmer, activista por los derechos de los discapacitados, quien estuvo en contacto con él los últimos años.
Nació el 30 de enero de 1946, creció en Dallas, Texas y enfrentó uno de los desafíos más difíciles. A los seis años contrajo poliomelitis, una enfermedad que lo dejó paralizado del cuello hasta los pies, por lo que no podía respirar por su cuenta y tuvo que depender de un pulmón de acero para hacerlo.
La poliomielitis, es una enfermedad que asoló a miles durante el siglo XX, ataca el sistema nervioso central y puede causar parálisis. En el caso de Paul Alexander, lo dejó paralizado desde el cuello a una edad muy temprana.
Durante la epidemia de polio de principios de los años 50, muchos niños en Dallas fueron ingresados en el Hospital Parkland, donde los trataron en una sala llena de pulmones de acero.
A pesar de casi perder la vida en el hospital, la rápida acción de un médico que lo colocó en un pulmón de acero salvó a Paul Alexander. Con el tiempo, aprendió a usar la respiración glosoparíngea, lo que le permitió salir del pulmón de acero durante períodos cada vez más largos.
Esta técnica y su increíble determinación le permitieron vivir una vida plena, a pesar de las limitaciones impuestas por su enfermedad. A pesar de estos desafíos, Paul Alexander no permitió que su condición definiera su vida. Demostró una capacidad extraordinaria para adaptarse y superar obstáculos.