Redacción Sentido Común
La polémica desatada por una obra de la artista argentina Ana Gallardo sobre la prostitución ha terminado con la decisión del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de Ciudad de México, de retirar de forma definitiva la pieza de la controversia y pedir disculpas a quienes considera “agraviados”. El MUAC también ha removido otra obra de la creadora, que forma parte de la exposición Tembló acá un delirio, organizada en colaboración con el Museo Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) de Madrid y que reúne 20 años de trabajo de la artista radicada en México. El museo ha anunciado en un comunicado emitido este martes que “en sesión extraordinaria del Comité Curatorial y de Programación se acordó remover las obras Extracto para un fracasado proyecto, 2011-2024 y Sin título, 2011, luego de evaluar los debates que las piezas han suscitado”.
Las protestas apuntan al método de Gallardo y señalan que la artista grabó a una trabajadora sexual enferma, sin su permiso. El MUAC ha informado de que se ha reunido con las representantes de la Casa Xochiquetzal, donde Gallardo trabajó unos meses como voluntaria, y el equipo curatorial de la muestra, integrado por Alfredo Aracil, Violeta Janeiro y Alejandra Labastida, así como el curador en jefe, Cuauhtémoc Medina, quienes “reconocen una falla significativa y ofrecen una disculpa a las personas agraviadas”.
La artista explicó que visitó la Casa Xochiquetzal, en el barrio de Tepito, en la capital. La casa atiende a trabajadoras sexuales de la tercera edad, en situación de calle. “Esa experiencia tiene varias aristas. Está bueno entender que la mayoría de las veces la prostitución callejera no es la elegida. La prostitución es un trabajo que tiene mucha lucha. En Argentina hay sindicatos y hay mucho orgullo por la mujer prostituta, pero hay otra rama de aquellas que no tienen opción, que no saben qué elegir y este geriátrico en ese momento estaba compuesto de esas mujeres viejas que habían vivido toda la vida en la calle”, relató Gallardo.
“El equipo curatorial estima que, al dar espacio a estas obras, no se consideró que sus características resultaban ofensivas a quienes arropa la Casa Xochiquetzal, a la comunidad de activistas en torno a los movimientos de quienes se dedican al trabajo sexual y, en general, a un amplio sector del público preocupado por el peligro de extractivismo en las prácticas culturales contemporáneas. El hecho de que las obras hayan provocado ofensa es contrario al propósito del proyecto curatorial, a las intenciones de la artista y de la institución. Se debió evaluar si las obras eran susceptibles de ser expuestas bajo las condiciones de una realidad cultural siempre cambiante”, asegura el museo.