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MIGRANTES EN NAYARIT

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Arturo Guerrero

La ola de migrantes en Tepic, humanos, ante todo, seres humanos
Desde el 11 de noviembre a la fecha, han transitado por la improvisada estación migratoria del Instituto Nacional de Migración, en Tepic, no menos de mil 500 personas de todas las edades y de una cantidad importante de nacionalidades.

Son migrantes expulsados por la pobreza, el abandono, la violencia y otros lastres en sus países. Son seres humanos, eso, seres humanos, antes que cualquier otra definición o consideración.
Haitianos, cubanos, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, venezolanos, costarricenses, africanos y una larga lista de gentilicios inundan las reducidas instalaciones del INM, que con apenas tres aguerridos funcionarios tramitan la Visa Humanitaria para cada una de estas personas, que por un año les permitirá estar en nuestro país, incluso trabajar, aunque una buena cantidad decide seguir su rumbo al norte para alcanzar el sueño americano.

Los inmigrantes que hoy amanecieron ahí, seguramente llegaron antier, se irán en cuanto completen el tramite migratorio que dura un par de días. Ahí comen y duermen, las condiciones son las posibles, cuando menos tres comidas seguras, improvisados sanitarios y atención médica.
La solidaridad debe siempre ser más grande que la crisis y creo, en verdad, que en torno a esta situación, la autoridad, de cualesquier nivel puede hacer más, mucho más para mejorar las condiciones de estancia temporal de estas mujeres, hombres y niños que experimentan uno de los peores sentimientos, el de abandono.
Hay espacios públicos mucho más grandes en los que pudieran ser ubicados, con mejor organización y condiciones sanitarias, que dignifiquen su estancia en tanto reciben la Visa Humanitaria.

Solidaridad plena, de la autoridad, sí, pero también de la sociedad, que en honor a la verdad ha ido consolidando presencia en torno a este fenómeno migratorio.
Seguirán arribando autobuses con migrantes, seguirán abarrotando estas pequeñas instalaciones del INM, seguirán tramitándose a marchas forzadas las Visas y terminaremos, lamentablemente, por acostumbrarnos a mirarlos así, tras la cerca, de lejos, como algo ajeno a nosotros.
Solidaridad plena y entendimiento a fondo de este fenómeno de migración en el que subyace lo más triste que el ser humano pueda enfrentar. Los migrantes, de la nacionalidad que sean, son seres humanos que merecen se les brinde mejores condiciones en su estancia bajo la tutela oficial.
Hay mucho por hacer por ellos y mucho por entender del fenómeno migratorio.

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