Rafael G. Vargas Pasaye
Por momentos pareciera que en México nadie tiene derecho a superarse y a mejorar su condición de vida porque de entrada parece sospechoso (esa escuela política que deviene desde el PRI y pasa por el entonces titular de Gobernación panista Santiago Creel y su sospechosismo).
Hoy además se descalifica, nadie puede hacer libremente su trabajo y cobrar por ello la cantidad que el mercado establece porque es mucho a ojos del juez expectante. El gran jurado social dicta su veredicto y dice a partir de las ganancias quien la obtuvo legal y quien ilegalmente. Sobrepasa a las leyes y a las instituciones, de lo que se trata es de que la gente los mire ya con desprecio, los descalifique, mine en su credibilidad, sobre todo si son los críticos al proyecto (ya estatal ya federal).
Estamos a favor siempre de que se castiguen los actos de corrupción y que quienes los tejieron sean castigados, pero no por eso todos los de un gremio tiene que ser descalificados.
En política siempre es bueno recordar que los carniceros de hoy serán las reses del mañana y es que ninguna administración está blindada al cien por ciento de caer en un error, pifia o desaguisado que conlleve consecuencias, la renuncia es lo menor, el daño a largo plazo también traerá consecuencias de gobernabilidad y electoral (punto importante para algunos tomadores de decisiones contemporáneos).
Bajo la lógica de la meritocracia se concibe que reciba quien ha hecho méritos, pero desde la mediocracia es desde la medianía, esto es desde el espacio donde no hay esfuerzo pero sí beneficio (un titular en una dependencia de la que no tiene idea ni formación para el mismo por ejemplo) como se toma una decisión, con mucho corazón, pero poca razón.
Así se incuba ese enojo que crece cuando alguien triunfa, los recortes económicos no pueden llevarnos a la mediocridad en ningún área, las noticias de las ciencias, las artes, la tecnología en México no pueden ser solamente recortes económicos, el esfuerzo por completar y continuar una formación académica no puede estar supeditada a condiciones de no contar con aire acondicionado o no poder conectar tu computadora o teléfono celular en tu centro de trabajo. Perdemos pesos por centavos.
Se ha dicho muchas veces que México es un país de injusticias y de extremos, y pueden acrecentarse en lugar de solventarse si se sigue despreciando al talento en muchos espacios, y solamente dando peso a lo que redituará (en teoría) en lo electoral, en la masa votante de los que eran desprotegidos.
La importancia de la comunicación aparece diariamente, los conflictos van desde los nombres, llamar “Instituto Para Devolverle al Pueblo Lo Robado” hace pensar que el Gobierno seguirá robando perpetuamente para devolver al pueblo eso robado precisamente, de lo contrario pues no tendría razón de ser, si la idea es terminar con la corrupción, pareciera que no es así a menos en esa institución.
Lo estridente opaca a veces lo bueno y lo necesario, hay acciones que el gobierno federal parece echar a andar y son benéficas para todos, pero pasan con muy poca efectividad en términos de comunicación, porque sus voceros siguen con la estrategia a la defensiva, ser oposición sigue dejando desde el gobierno. Atacar y destruir no siempre es la mejor opción, las muchas victorias pírricas de 2018 empiezan a notarse y no tiene que ver con personas ni personajes, sino esta vez la sociedad es la que debe levantar la voz en todos los espacios. Las demasiadas reyertas también sirven para despejar humores y definir bandos.
@rvargaspasaye