Redacción Sentido Común
Los malos maestros generan en sus alumnos sentimientos de incapacidad que pueden acompañarlos durante mucho tiempo y marcar su estilo personal de enfrentar sus estudios. En vez de disfrutar, alegrarse y emocionarse positivamente, experimentan ansiedad, aburrimiento y falta de orgullo por los logros alcanzados, sostuvo Benilde García Cabrero, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, a través de un comunicado de la máxima casa de estudios.
Quienes han pasado por un aula tienen ejemplos de profesores difíciles, desde los que ejercían todo tipo de castigos físicos como golpes con el borrador o jalones de patillas, hasta los que descalifican a sus alumnos.
Un mal maestro que no gestiona sus emociones pone un mal ejemplo y hace que sus educandos tengan sentimientos de poco valor en sí mismos, y así difícilmente pueden enfrentar una tarea y desarrollarla con éxito, dijo la académica de la División de Estudios de Posgrado de la FP.
Muchos chicos sienten terror, no levantan la mano, no opinan, no participan, porque detrás tienen una historia de descalificación. Ese tipo de mentores deja una huella negativa y “produce daños terribles a largo plazo”, afirmó.