Rubén Aguilar Valenzuela
El presidente López Obrador (2018-2024) siempre operó en el marco de la Teoría del Dominó, que también se conoce como “efecto bola de nieve”.
Esta teoría la desarrolló Estado Unidos en el marco de la Guerra Fría y sostenía que si un país entra en un determinado sistema político, arrastraría a otros de su área hacia esa misma ideología.
Había por lo mismo que evitar que cualquier país, bajo la influencia de Estados Unidos, se hiciera “comunista” porque de inmediato el ejemplo cundiría.
Son públicas las atrocidades cometidas por el gobierno de Estados Unidos en el marco de esa teoría. Solo recordar los 2 000 000 de vietnamitas asesinados por un gigantesco crimen de lesa humanidad.
Esta teoría en la vida política tiene otra aplicación y es que en ningún caso se pueden reconocer los errores o ceder ante la oposición porque si cae una ficha después habrán de derrumbarse las que siguen.
López Obrador desde que era jefe de Gobierno operó en el marco de esa teoría y lo hizo, todavía más, cuando fue presidente de la República.
Los casos son muchos, mencionar a manera de ejemplo, como sostuvo al director del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, ante el crimen de Estado cometido contra migrantes en Ciudad Juárez.
Nunca fue juzgado y permaneció en su cargo hasta el último día del gobierno. En la manera de pensar de López Obrador si se le juzgaba y llevaba a la cárcel, como debió haber sido, se abriría la cloaca del INM y habría que entregar a otros funcionarios.
Se daría lugar a la realidad su gobierno que ya no pasaría, nunca lo fue, más allá del discurso, como honesto e incorruptible, al reconocer la corrupción y la incapacidad de sus propios funcionarios.
Ahí está también el caso de Segalmex, de Barttlet, el secretario de la Defensa, su hijo Andrés Manuel y los gobernadores Blanco y García. La lista es interminable.
López Obrador entre los suyos ha hecho escuela y la Teoría del Dominó, en su versión, la siguen los dirigentes del partido Morena y funcionarios de la administración federal.
La presidenta Sheinbaum (2024-2030), su discípula más aplicada, opera en el marco de esta teoría. De ahí su defensa a toda costa, para poner un ejemplo, del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha.
En ese estado no hay nadie que dude que está ligado con los grupos del crimen organizado, hay evidencias por todos lados, y tampoco de su infinita incapacidad. La presidenta lo sabe.
Sheinbaum, siguiendo a su mentor, se va a mantener en el marco de actuación que ofrece la Teoría del Dominó y va a pagar, todo lo que se requiera, antes de ceder a que caiga la primera ficha, porque después vendrían las otras.
Hay que asumir, por lo mismo, que todos los funcionarios incapaces y corruptos de la actual administración, la lista es grande, permanecerán hasta el final de su mandato. En su racionalidad, en la lógica de costo beneficio esto es lo más barato, para su gobierno.