Felipe Ortiz Benavidez
En el discurso de Trump ante el Congreso el día de ayer 5 de marzo de 2025, no solamente habló de aranceles; en un tema que compete a la Contaduría Pública, el presidente Trump además de promocionar sus políticas arancelarias, pidió una extensión permanente de la ley impositiva de 2017 y reiteró varias de sus propuestas impositivas de campaña.
LO BUENO.
- Pidió en particular el regreso de la deducción total de las inversiones de capital, que es una de las reformas impositivas más pro-crecimiento disponibles si se promulga de manera permanente.
- También habló sobre el fin de la Ley CHIPS, un ejemplo reciente de política industrial impulsada por subsidios.
- En tanto, extender permanentemente los recortes impositivos de 2017 evitaría que el 62 por ciento de los contribuyentes vean un aumento de impuestos notable el próximo año.
LO MALO
- Trump continuó enfatizando sus ideas de campaña de “No a los impuestos”, incluida la eliminación de los impuestos sobre el pago de horas extra, los ingresos por propinas y los beneficios de la Seguridad Social.
Estas propuestas complicarían aún más un código tributario ya complejo y reducirían drásticamente los ingresos fiscales, ya que los legisladores ya están contemplando la posibilidad de extender permanentemente los recortes impositivos de 2017, lo que implica un costo de 4,5 billones de dólares.
LO FEO
El presidente volvió a mostrar su afinidad por los aranceles, que, según muestran las evidencias históricas y los estudios recientes, aumentan los precios y dan como resultado menores ingresos para las empresas y los trabajadores, reducen el empleo en la industria manufacturera y la producción económica.
Como explica Erica York, “los aranceles no son una receta para obtener amplias ganancias, sino más bien amplias pérdidas con redistribución para algunos”. Una guerra comercial también socavaría el crecimiento económico de la reforma tributaria.
Panorama general: los legisladores deben priorizar el crecimiento económico y la responsabilidad fiscal, lo que requiere cambios permanentes y bien diseñados en la política fiscal centrados en incentivos amplios para el trabajo y la inversión.
