spot_imgspot_img
InicioNacionalLo bueno de informar y lo malo de desinformar

Lo bueno de informar y lo malo de desinformar

Publicidadspot_img

Angélica Cureño

Durante los días santos no hubo Mañanera presidencial y ¿saben qué? Ni se notó su ausencia, primero: eran vacaciones y segundo: porque la noticia no paró, sobre todo la nota roja, esa que ya se hizo escandalosamente cotidiana, mucho más que la conferencia diaria desde Palacio Nacional.

Durante estos días también fue notorio que sin ruido mediático la nota roja se magnificó, es decir: sin nada que amortiguara se hizo más grande, nada que distrajera la atención acerca de crímenes, secuestros, asesinatos, desapariciones y demás horrores.
Lo destacable y comprobado es que a diario se comenten 94 asesinatos, crímenes dolosos, en el país, y la violencia sigue en aumento. De eso que no se habla en La Mañanera, ni por error.

Durante la semana vacacional lo mismo se informaba de destinos turísticos abarrotados, escasez de agua, precios alterados en comidas y bebidas, concurridas representaciones religiosas lo mismo que de ejecuciones en playas turísticas en el sur, en el centro secuestro en carreteras a migrantes, connacionales y hasta turistas y otras acciones cometidas por grupos delictivos de norte a sur.

Sin ruido de fondo, trascendió que operan seis carteles, solo en carreteras zacatecanas, es decir: sin que nadie saliera a decir que eso falso y que México reina la paz.

Cuando los canales informativos quedan libres de interferencia fluye mejor la información más diversa, un ejemplo de ausencia de distorsiones, y con suficiente tiempo de exposición: el análisis de temas relevantes como pros y contras de la compra de 13 plantas eléctricas a Iberdrola, la empresa antes satanizada por el presidente desde las mañaneras, o el uso médico del fentanilo contra la fabricación ilegal de drogas, origen del precursores y otras particularidades. Lo que es información, nada de dimes y diretes.

Dejo al analista la discusión de pros y contras sobre este tema.

Es sabido que La Mañera es la estrategia mediática del presidente López para fijar “su” –no “la”- agenda gubernamental, y, obviamente, es el escaparate idóneo (pagado con el erario) para denostar a la oposición, a la que trata como enemiga, no como adversaria política con derecho a su versión de los actos de gobierno. La mañanera sirve al presidente, a nadie más.

Tampoco hay que caer en excesos al calificar las mañaneras: Sí, el presidente tiene todo el derecho –es más: tiene hasta el deber- a hablar de aquello que interesa a la ciudadanía, es importante conocer su posición sobre temas políticos, de seguridad, salud, economía y coyunturales, pero de ahí a que use la tribuna para falsear, mentir, denostar, y enviar mensajes a sus fidelizados eso ya está fuera de lo legal y aceptable como “información”.

Contra todo pronóstico, ahora que se discute si debería o no cancelarse La Mañanera presidencial pienso que esta debe continuar pero con cambios sustanciales, aunque eso jamás lo aceptará el inquilino de Palacio.

La prensa y el gobierno servimos a la sociedad, esa es nuestra función. Quienes opinan, informan y analizan datos tiene tanto derecho de acceder a los medios informativos como lo tiene el presidente en turno. No a la censura, sí al buen uso de la información y de los medios informativos.

Publicidad
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img
Related News
Publicidad