El Universal/ Generación universitaria
4,000,000 de personas estudian en universidades en México, según datos divulgados por el INEGI correspondientes al ciclo 2020-2021. La misma institución especifica que dos millones 85,219 son mujeres y un 1,945,397 son hombres. Pero, ¿por qué no se considera de manera clara a quienes no se autoidentifican en la definición binaria del género y del sexo?
Bry García, Maud Vivas y Estrella O. son tres personas cuya identidad sexo-genérica no encuentra un lugar cómodo dentro de esa separación: son personas trans.
Cuando Estrella O., egresada de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, y quien decidió no decir su nombre real, “salió del clóset” como una persona de género no binario, muchos de sus compañeros se burlaron. También recibió comentarios hirientes diciéndole que “seguramente quería ser hombre” o que “tenía misoginia interiorizada por no querer ser mujer”.
En el “Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2020 América Latina y el Caribe. Inclusión y educación. Todos y todas sin excepción” realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se habla al respecto.
El documento revela que estas juventudes “se enfrentan a un entorno escolar hostil” en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. En esos siete países, entre el 47% y el 81% de los encuestados no sienten que la escuela sea un espacio seguro debido a su orientación sexual o por su expresión de género.
Estadísticas publicadas en el mismo documento de la UNESCO indican que, en México, el 75% de la juventud LGBTIQ+ ha sufrido acoso verbal y ha recibido insultos. Además, el 66% del alumnado transgénero afirmó haber sufrido acoso. Esa situación se repite en otros países de la región: en Chile, cuatro de cada cinco personas LGBTIQ+ se sienten inseguras en la escuela; y, en Colombia, el 15% del alumnado ha sido víctima de acoso escolar debido a su orientación sexual.
En México, se sabe que el 3.2% de la población son personas con una orientación sexual distinta a la heterosexual, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada en 2017 por el INEGI. No obstante, calcular el número de personas trans en el país es difícil ya que no hay datos específicos sobre este grupo poblacional.
Según el “Diagnóstico nacional sobre la discriminación hacia personas LGBTI en México. Derecho a la educación de 2018”, el 78% de las personas encuestadas refirió no haber recibido información sobre derechos de las personas LGBT en la escuela. “Se requiere de un cambio en la cultura de género de las universidades, es decir, el fomento de nuevos valores, creencias y prácticas alusivas a la inclusión de la juventud trans”, afirmó la profesora adjunta de la FFyL.
En pocas palabras: los planes curriculares se deben actualizar para poder integrar estos nuevos saberes dentro del aula a fin de minimizar la violencia y el bullying en contra de estudiantes trans. Sin embargo, incluir los temas dentro de la cátedra no es suficiente: hace falta personal docente actualizado con las herramientas pedagógicas y educativas adecuadas para enseñar sobre estos temas.