Fabiola Lara García
Lo que era sólo parte del anecdotario literario y cinematográfico para generaciones enteras, hoy revive en los tiempos de la híper comunicación: el enfrentamiento entre dos grandes potencias.
¿Qué fue la “Guerra Fría”?
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, las tensiones continuaron para definir que país sería el más influyente en el orbe: Estados Unidos o la Unión Soviética, las más poderosas. El capitalismo de los EUA contra el comunismo soviético.
Fue una lucha sui generis. Como si ambos países jugaran a las vencidas sin tocarse. Fue una lucha de sombras. Competían en todo: ciencia, tecnología, economía, deportes. Pero jamás se tocaron con las armas, por eso se le definió como una guerra “fría”.
Como parte de ella, nació la “carrera espacial”, que no era más que la competencia entre ambos países para ver quien lograba las mayores hazañas en la conquista del espacio: el lanzamiento del Sputnik, la llegada del hombre a la luna, etc.
Era una guerra especialmente política, con una carga ideológica pesada, que según historiadores, comenzó por 1947, dos años después de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. La constante amenaza en ambos lados eran las armas nucleares: la URSS tenía misiles apuntados hacia los Estados Unidos o los Estados Unidos tenían sus misiles apuntados hacía Moscú.
Duró cuatro décadas y su conclusión se materializó con la caída del muro del Berlín en 1989.
¿Qué tiene que ver esto con nuestra actualidad?
Cuando parecía que la convivencia, relativamente pacífica entre las naciones de ambos hemisferios, no se podía perturbar y mucho menos retroceder, llegó Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos para revivir conflictos añejos con varios países: los musulmanes, América Latina, Rusia y la potencia de oriente, China.
China mantiene un régimen socialista con economía de mercado y es una de las potencias económicas mundiales, que le disputa la supremacía a la nación que gobierna Donald Trump.
Lo que en la original Guerra Fría fue la carrera por conquistar el espacio, en el siglo XXI la guerra puede ser más fría y silenciosa: el campo de batalla es la red de redes y la tecnología que está en la mano, en la intimidad de todos nosotros.
Por eso, la decisión de Donald Trump de vetar a la compañía tecnológica china Huawei bajo el argumento de “seguridad nacional”, hizo que el gigante tecnológico Google se haya sumado al veto, en respaldo a su presidente, son evidencia contundente de que la Nueva Guerra Fría dejó de ser un conflicto solamente comercial (incremento de aranceles en meses pasados entre ambos) y ahora es un conflicto geopolítico cargado de tecnología.
¿El objetivo de esta Nueva Guerra Fría? Lograr la hegemonía del mercado tecnológico mundial.
Este bloqueo que hace EUA a la empresa china implica para nuestro país que se verán afectados 10.7 millones de usuarios con teléfonos inteligentes de la marca china, la cual ha ejecutado una agresiva estrategia de posicionamiento en el mercado mexicano.
¿En qué los va a afectar?
Los dispositivos Huawei utilizan el sistema operativo Android, desarrollado por Google. El veto comercial implicaría que se elimina el acceso a su sistema operativo Android en todos los teléfonos inteligentes en el futuro, por lo que no podrían utilizar muchas funciones como los mapas, respaldo en la nube y las actualizaciones de seguridad, con el riesgo que esto significa, ya que dejaría la puerta abierta a los hackers que buscan información personal de la cual sacar provecho, como el acceso a aplicaciones bancarias.
En México existen, según datos de consultoras especializadas, cerca de 106.7 millones de teléfonos inteligentes. El 11.43% son de la marca china.
Quizás el problema, en términos cuantitativos, en México es pequeño. Pero, la presencia global de Huawei implica una golpe devastador y, ante ello, seguramente vendrá una respuesta del gobierno chino, que pueda elevar las tensiones como en los tiempos de la original guerra fría.
Hay quienes se muestran optimistas y creen que el diálogo se privilegiará entre ambas naciones. Lo cierto es que vivimos los inicios de la Nueva Guerra Fría en el siglo XXI.
