Rubén Aguilar Valenzuela
El 30 de septiembre, termina el año fiscal 2022 de Estados Unidos. Al mes de agosto, las autoridades migratorias de ese país han arrestado a 2.1 millones de migrantes.
De ellos 744,341 son mexicanos, del Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) 505,558 y del resto del mundo 900,850, según las autoridades estadounidenses.
En el año fiscal 2021, los mexicanos detenidos fueron 655,594, del Triángulo del Norte 701,049 y del resto del mundo 378,043.
El país de donde proviene el mayor número de migrantes es México. Su número supera en 52.9 % a los guatemaltecos, salvadoreños y hondureños.
En 2021, las autoridades estadounidenses detuvieron a 59,000 mexicanos al mes y en 2022 a 72,000, que es un 22 % más.
El comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) afirma que las condiciones de inseguridad en México y la situación económica obliga a los mexicanos a salir del país.
Y asegura en 2023, por las mismas razones, el número de los migrantes mexicanos y de los arrestos por parte de las autoridades estadounidenses seguirá creciendo.
Reconoce que de 2008 a 2020 se mantuvo estable el número de los migrantes mexicanos y que incluso se puede hablar de una tasa negativa en ese periodo.
A partir de julio de 2020 la migración cambió de manera radical y no se ha podido parar y continúa en un crecimiento constante.
En la explosión migratoria influye también, como lo hacen ver los estudiosos del tema, la demanda de mano de obra en Estados Unidos y que los salarios son diez veces mayores que en México.
Los especialistas plantean que la única manera de frenar la migración es con la creación de empleos formales, lo que ahora no ocurre y no se ve que vaya a suceder en el futuro inmediato.
Y muestran con datos duros, que los programas sociales del actual gobierno no son suficientes, para frenar la migración. La situación exige de manera urgente un replanteamiento de la actual política pública.