Fabiola Lara García
Para Timothy Garton Ash catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford el Brexit está volviendo loco a todo el mundo.
Mediáticamente es una gran fuente de información, pero sin duda, los británicos están en un punto de incertidumbre producto de una calentura política. Gran Bretaña está y no está en la Unión Europea o, mejor dicho, está sin estarlo.
No acaban de salir y aunque han existido esfuerzos como los de la ex primer ministro, Theresa May, lo votado hace algunos años, es mandato: los británicos no quieren pertenecer más a la Unión Europea.
Según Garton, el Brexit sin acuerdo sería enormemente perjudicial para Irlanda y otras zonas de Europa geográficamente próximas al Reino Unido. Lo que pretenden algunos conservadores con la enmienda aprobada en el Parlamento no para impedir la salida, sino la salida sin acuerdo.
Para el actual primero ministro Boris Johnson dicho fracaso se debe a la intransigencia de Bruselas.
De momento, la UE está exactamente donde debe estar: con firmeza para defender los intereses de Irlanda y el mercado único pero la flexibilidad suficiente para quitar credibilidad a cualquier acusación de querer imponer un tratado de Versalles punitivo. Por ejemplo, traspasó sus propias líneas rojas al volver a negociar el acuerdo.
En tercer lugar, para el futuro de Europa a largo plazo sería mejor que Gran Bretaña permaneciera en la UE. No hay ningún buen resultado posible para el Brexit, pero el menos malo es que se celebre un segundo referéndum. Y la mejor manera de lograrlo es que el Parlamento apruebe el acuerdo de Johnson con la condición de que se celebre un referéndum de confirmación en el que se haga a los ciudadanos una sola pregunta clara y vinculante: ¿quiere que el Reino Unido salga de la UE con las condiciones negociadas por este Gobierno o quiere que permanezca en la UE? Ser o no ser.
No hay ningún buen resultado posible para el Brexit, pero el menos malo es un segundo referéndum
Dado que este Gobierno está en manos de partidarios del Brexit duro, y que lo que prevé el nuevo acuerdo es un Brexit duro para Inglaterra, Gales y Escocia, y otro más blando solamente para Irlanda del Norte, ningún partidario de retirarse podría quejarse de tener solo la posibilidad de votar entre un Brexit flácido o quedarse en la UE.
Hay muchos partidarios que apoyan a un nuevo referéndum, pero, al parecer, no los suficientes. Qué absurdo sería que el Reino Unido se fuera de la UE, en nombre del respeto a “la voluntad del pueblo”, precisamente cuando la voluntad del pueblo hubiera cambiado.
Así las cosas con la locura del Brexit.