Simples deducciones, por Juan Chávez
Manuel es lo que muchas personas consideran “un hombre exitoso”, tiene 30 años, casa propia, un buen coche y un empleo que le permite salir cada fin de semana a comer, de antro, a fiestas con amigos y conocidos, incluso a hacer viajes fuera del estado y a cubrir cabalmente con otros gastos que tiene, pero conforme pasan los meses se da cuenta que simplemente no es feliz, y es que su mayor deseo, es también su mayor miedo, enamorarse y volver a formar una familia que de nueva cuenta, quizá no va a prosperar.
En los últimos años ha tenido la oportunidad de conocer a muchas mujeres, algunas de su edad y otras más jóvenes, no obstante la historia siempre termina igual, Manuel se aleja porque, “la verdad la mayoría son chavas que no valen la pena, muchas veces interesadas o hay algunas que están muy bien pero que tienen otras ideas, no buscan más que pasar el rato, aunque no lo creas eh, y yo ya quiero algo serio; a eso agrégale que la verdad soy muy desconfiado y si detecto ciertas actitudes o así mejor me retiro”, me explica Manuel.
En cada persona que se le acerca, Manuel le ve peros, su temor no es infundado, a pesar de que aún pasa como joven, la mala experiencia de años anteriores en su vida personal lo lleva a tener esa actitud.
Manuel tiene un hijo de 9 años con su ex esposa, con quien se casó luego de que saliera embarazada siendo novios; aunque no me cuenta mucho de esa etapa de su vida me dice que no se arrepiente de nada, que él le echó todas las ganas del mundo y que lo que más adora en su vida es precisamente a su pequeño; reconoce que sufrió mucho, fueron poco menos de dos años de matrimonio y es que su esposa le fue infiel.
“Hace muchos años fui al psicólogo porque mis papás me insistieron, y si me ayudó, me dijo que tenía que cerrar esa etapa de mi vida y dejar que las cosas pasaran, que fluyeran, algo así, también pues me dijo lo que yo ya sé, es obvio, no todas las mujeres son iguales y tengo que dejar de ser tan obsesivo, recuerdo que me decía eso, pero no sé, es complicado”.
Es la primera vez que tengo una charla con él, nunca habíamos pasado del saludo, pero basta un contexto y momento adecuado para que surja un buen dialogo; sus ideas se me hacen interesantes así que lo cuestiono más a detalle y empiezo a entender su sentir y actuar.
Él a veces decae en la búsqueda permanente de una pareja que lo entienda, que lo apoye, pero en especial que lo ame sin condiciones económicas de por medio; los consejos de sus amigos cercanos y que conocen su historia de vida, lo animan a que no sea tan receloso de las relaciones que entable y le recuerdan que no todas son iguales, por lo que debe darse una oportunidad.
Con el corazón roto y el alma dolida por lo vivido, el apoyo de sus padres y familia en general fue clave para que Manuel saliera adelante luego de su divorcio; asegura que ya perdonó a su ex esposa, y que ha dejado de buscar respuestas y de culparse. Hoy disfruta de su hijo de manera constante, siempre le ha dado su cariño, respaldo económico y social; los momentos que está con el pequeño son los únicos donde se siente pleno hoy en día y vive sin desconfianza alguna.
Pero insiste, en estos tiempos no es fácil confiar en las mujeres, “he salido con chavas unas semanas y después me entero que tienen novio, imagínate, confío en que encontraré a alguien con quien hacer una vida, pero a veces no sé si ya la dejé ir por mis ideas y luego pienso que es mejor”.
Al charlar con Manuel me doy cuenta que sus anhelos son elevados, quizá, digo, no está mal, sí, exige mucho, pero él asegura que en con su próxima novia será todo perfecto, que se entregará al máximo; el detalle creo es que Manuel no se da cuenta que su miedo y desconfianza hacia las mujeres está más vivo que nunca, no se sentía cómodo al darse cuenta que la última chava con la que salía tenía bastantes amigos con los cuales intercambiaba mensajes, los famosos “me encanta” que le daban esos amigos a las fotos de la chica con la que salía eran temas de discusión sin siquiera ser novios.
Muchos creen que sólo los hombres son infieles y dañan a sus parejas, pero la realidad es que una infidelidad no es fácil de superar para ningún ser humano, sea del sexo que sea, Manuel es el claro ejemplo de ello.
Seguramente no es el único que pasa por una crisis así, sin embargo pocos son los hombres que se animan a contarlo ya que luego son tachados de débiles, por desgracia la intolerancia de nuestra sociedad sigue segregando los sentimientos masculinos, sentenciando que sólo las mujeres deben, no pueden, deben llorar, alejarse de la vida social y sepultarse en el dolor de una infidelidad.
También se piensa que ellas no tienen derecho a aspirar a una vida mejor, a desear un hombre que le enseñe a crecer y mejorar; como ya lo he dicho antes, cambiar la percepción de la sociedad inicia desde la infancia, donde los colores azul y rosa deben desaparecer como una forma separatista de niños y niñas, forjar a nuestros hijos en un ambiente pleno, cordial e igualitario tendría que ser una exigencia, de hacerlo, nos evitaríamos un mundo de señalamientos y culpas innecesarias. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo juanfechavez@gmail.com.