Rubén Aguilar Valenzuela
La caída (México-Argentina-Estados Unidos, 2022) es una película dirigida por la argentina Lucía Puenzo, que se inspira en hechos de la vida real. Se cuenta la historia de Mariel (Karla Souza) una clavadista del equipo olímpico de México, que sueña con ganar una medalla en los Juegos Olímpicos.
Los hechos se sitúan en 2004 previo a la olimpiada de Atenas. Mariel, que tiene 30 años, está ante la última posibilidad de ser incluida en el equipo olímpico nacional. Ha participado en otras olimpiadas y ahora Braulio (Hernán Mendoza), su entrenador, le ha puesto de compañera a Nadia (Deja Ebergenyi), una competidora muy joven.
La madre de Nadia (Fernanda Borches) a partir de revelaciones de su hija acusa a Braulio de abusos sexuales, Mariel en un principio aboga por él. Ella, al mismo tiempo, reconstruye su relación con el entrenador y empieza a vivir el dilema de callar o denunciar lo que ahora recuerda haber vivido, que reprimió y quedó en el olvido. Braulio es un entrenador capaz que lleva a sus clavadistas a altos niveles de competencia y estos han destacados en eventos internacionales. Su faceta de manipulador y abusador sexual no se conoce. Mantiene una relación cercana con las familias de las mujeres que entrena.
Pasa a formar parte de las mismas. Ante las primeras denuncias las familias y las instituciones deportivas oficiales defienden al entrenador. Las acusaciones son mentiras producto de la imaginación de las jóvenes.
La película da cuenta del fenómeno del acoso y abuso sexual que está presente, con frecuencia, en el deporte del mundo y México no es la excepción. De parte de las atletas, que son muy jóvenes, hay ingenuidad y está también el deseo de triunfar lo que las hace no percibir situaciones o minimizarlas, para no ser dejadas de lado. Asumen que las cosas son así y no hay otra posibilidad. También existe la seducción que el entrenador ejerce aprovechando su autoridad y poder. La crítica especializada reconoce el trabajo de Karla Souza y la imagen que proyecta. La fotografía de Nicolás Puenzo, siempre muy cerca del rostro de la actriz, es fundamental para que esto ocurra. Pienso que la película ofrece una historia bien construida que resulta eficaz, para dar a conocer el tema del acoso sexual y el abuso del poder de los hombres. Trasciende el hecho particular, para ofrecer una mirada más amplia sobre la realidad de la mujer en nuestra sociedad y lo que con frecuencia está también detrás del deporte organizado. ———
Los hechos reales:En 2018 en el programa de Carmen Aristegui en CNN, la exclavadista Azul Almazán se presentó para contar la situación que vivió rumbo a su preparación para los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Tenía 19 años. Su exentrenador, Francisco Rueda, alguien con quien ella se sentía muy cercana, la obligó a ver películas pornográficas a su lado, le aplicó masajes con el traje de baño hasta la cintura y le pidió que tuvieran “mayor comunicación”. En 2001, la voz Almazán fue ignorada y censurada por las autoridades deportivas, quienes recibieron y archivaron el testimonio que ella registró en el documento “Yo acuso”. Tuvieron que pasar 17 años, para que esa historia se hiciera pública y llegara a las grandes audiencias. La actriz y productora Karla Souza apoyó a Azul. Y ella, también en el programa de Aristegui, reveló la violación que vivió de un director de cine, del cual no dio su nombre. Souza dice que “nadie quería hacer esta película, mucho menos conmigo, nadie quería dar dinero, nadie quería tocar ese tema, todo el mundo quería otra comedia, me tardé muchísimo en desarrollar ese guion, después de tratar de escribir, de pedir ayuda, logré llegar al trabajo de Lucía Puenzo”.