Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado jueves, Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República, organizó una visita al Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, a la que se invitó a madres y padres de desaparecidos, integrantes de organizaciones que los buscan y a los medios de comunicación.
Fue una burla y un mal espectáculo en línea de construir la “verdad histórica” de lo que ahí sucedió siguiendo el libreto que la presidenta ya tiene escrito, para proteger la incapacidad del gobierno anterior y también esconder sus lazos con el crimen organizado.
Y también su propia incapacidad y está por ver, no es claro, si su antecesor le heredó compromisos con los criminales que está obligada a cumplir. Hay dudas razonables sobre esta posibilidad, que de ser cierta ya la iremos viendo.
El fiscal, que fue secretario de Seguridad del presidente Vicente Fox, no goza de autonomía, y actúa como cualquier otro de las y los secretarios del gabinete nombrados por la presidenta. El tour, al que no asistió su organizador, resultó una burla y un fracaso en línea de legitimar la construcción de la “investigación”, que antes de iniciar, presidencia de la República ya tiene sus resultados.
Los familiares de los desaparecidos y los integrantes de las organizaciones que los buscan dicen que en el “paseo” nunca hubo autoridades que les informaran sobre lo que estaban haciendo y les dieran explicaciones de lo que habían encontrado. En ese marco, las y los que habían participado en el descubrimiento, aseguran que las autoridades alteraron el escenario del sitio y desaparecieron las evidencias.
Y que las autoridades han creado un nuevo escenario, no el que ellos vieron y fotografiaron, sus imágenes están en las redes, a la vista de todos. Con el nuevo escenario, se pretende hacer valer la “verdad histórica” elaborada en Palacio Nacional.
Los medios y periodistas profesionales e independientes que participaron de la visita se quedaron con las mismas preguntas con las que llegaron y todavía se llevan más. No hubo ninguna autoridad estatal o federal que estuviera dispuesta a contestar sus preguntas. Eso solo corresponde a la presidenta, para que nadie se salga del guion.
A partir de lo que la presidenta ha dicho sobre el caso en sus mañaneras, la “verdad histórica” comprende cuatro elementos: En el rancho no pasó nada y lo que se dice que sucedió es una narrativa construida por madres y padres de desaparecidos que se han propuesto dañar a éste y al anterior gobierno.
Los otros elementos son: Hay un sector de la prensa que se suma a lo dicho por estos padres también con la intención de dañar a éste y al anterior gobierno. Presidencia tiene evidencia de que hay en marcha un complot en su contra, financiado por la derecha. En la visita al rancho, un grupo de periodistas profesionales y objetivos no dice que están pagados por presidencia, pudo constatar que ahí no había nada de lo dicho por los padres. El caso está cerrado.
Las madres y padres de los desaparecidos, las organizaciones que los buscan y los medios y periodistas independientes, también académicos, no van a dar por buena la “verdad histórica” construida por Alejandro Gertz Manero siguiendo las instrucciones precisas de la presidenta. Para ellos el caso no está cerrado.